BUSCO TU ROSTRO: LAS FALSAS IMÁGENES DE DIOS
Tener una imagen justa de Dios nos requiere vivir en la espiritualidad de la Transfiguración y discernir las imágenes falsas de Dios es poner al fuego del amor de Dios todo aquello que es de cartón-piedra, lo que es lengua de madera, el metal violento que se funde con la muerte. Al fuego del fuego del amor de Dios, quedan sólo, como en el cuento de El soldadito de Plomo los dos corazones de oro entre las cenizas de los capitales, miserias e imperios: los sagrados corazones capaces de limpiar las dos lentes de sus gafas y pedir: “Que vea, Señor”.
Hablar de la imagen de Dios es una cuestión que suele señalar a la idea de Dios que inspira y dirige
nuestras actitudes y acciones personales o las de pueblos enteros. Pero en esta meditación os invito a
un primer movimiento que nos lleva de las imágenes de Dios –falsas o no‐ al mismísimo retrato de Dios:
el auténtico retrato de la cara de Jesús.
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