“Sed sacerdotes con un sueño misionero en el corazón”

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Rafael Galván, Richard Martínez y Daniel Robledo fueron ordenados, en la mañana de este sábado, 19 de septiembre, nuevos presbíteros de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.

Los tres seminaristas, procedentes del Seminario Conciliar San Bartolomé de nuestra diócesis recibieron las Sagradas Órdenes de manos del obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza Boy, en una ceremonia, marcada por las medidas de seguridad debido a la pandemia de la Covid-19, en la Catedral de Cádiz.

El obispo diocesano se dirigió a los ordenandos durante la homilía diciéndoles: “Cada uno de vosotros os acercáis a Dios con temor para ofrecerle de nuevo vuestras vidas. Cada una esconde en su historia un pequeño misterio –en realidad un gran misterio— de amor de Dios y de elección. Es el secreto de la vocación, que a veces nos parece incomprensible a los que miramos desde lejos. Habéis tenido vidas normales pero el Señor se cruzó en ellas y os llamó”.

Con respecto a la figura del sacerdote, Mons. Zornoza afirmó que “el sacerdote es aquel que encarna la presencia de Cristo, testimoniando su presencia salvífica, es decir, encarna a Jesús, el Buen Pastor que ha dado la vida por nosotros. Su misión es conducir a los fieles a la vida verdadera, a quien es la vida en abundancia. Como ha dicho Francisco, ‘el sacerdote es una persona muy pequeña: la inconmensurable grandeza del don que nos es dado para el ministerio nos relega entre los más pequeños de los hombres. El sacerdote es el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza, el más inútil siervo si Jesús no lo llama amigo, el más necio de los hombres si Jesús no lo instruye pacientemente como a Pedro, el más indefenso de los cristianos si el Buen Pastor no lo fortalece en medio del rebaño. Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas’. El presbítero está llamado a vivir en sí mismo lo que experimentó Jesús en primera persona, esto es, entregarse plenamente a la predicación y a la sanación del hombre de todo mal de cuerpo y espíritu, y después, al final, resumir todo en el gesto supremo de «dar la vida» por los hombres, gesto que halla su expresión sacramental en la Eucaristía”.

En cuanto a su misión a partir de ahora, el prelado aseguró que “para servir mejor a los hermanos habéis de ser, por el amor y la entrega, expertos en humanidad, para llegar, como el Señor, a los dolores, a las heridas y a las pobrezas espirituales y materiales de las personas. Sed sacerdotes con un sueño misionero en el corazón. La misión no se basa en ideas ni en territorios, sino que parte del corazón y se dirige al corazón. Que la caridad sea vuestro único apoyo, la fuerza que viene de lo alto, que nos santifica y nos vuelve aptos para el apostolado. Vivid un ministerio consolador para los demás, paternal, capaz de ofrecer comprensión, misericordia y ternura”.

Tras las palabras de Mons. Zornoza, los ordenandos realizaron la súplica litánica, en la que los ordenandos se postran en señal de entrega total, servicio y humildad. Asimismo, con el gesto apostólico de la imposición de las manos por parte del obispo, culminó la ceremonia de ordenación. Los nuevos presbíteros prometieron desempeñar siempre el ministerio sacerdotal como buenos colaboradores del Orden episcopal, realizar la predicación de la Palabra y presidir los misterios de Cristo, esto es, los sacramentos de la Iglesia, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación.

Tras la recepción de las vestiduras propias del ministerio, la liturgia propia de la Santa Misa transcurrió de manera normal. Los nuevos sacerdotes consagraron, junto al resto del presbiterio, las especies sagradas y pudieron distribuir la comunión a unos familiares y amigos visiblemente emocionados.

De esta manera los nuevos presbíteros oficiarán sus primeras misas, empezando por Daniel Robledo, que lo hará mañana domingo, 20 de septiembre, a las 9.30 horas, en la Iglesia de Santiago de Cádiz. Rafael Galván hará lo propio, también mañana, a las 12.00 horas, en la Iglesia de San Juan Bautista, en Chiclana de la Frontera. Y no será hasta el viernes 25 de septiembre, a las 20.00 horas, cuando Richard Charles Martínez, celebre su primera misa en la Parroquia de la Inmaculada, en La Línea de la Concepción.

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