La Catedral de Cádiz ha acogido esta mañana la tradicional Misa del Peregrino, uniéndose así la Hermandad del Rocío de Cádiz a la conmemoración del 300 aniversario del inicio de la construcción del primer templo de la diócesis.
La ceremonia, que ha estado presidida por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, ha contado con la participación de unos 200 rocieros, que tras dos años sin poder hacer el camino a causa de la pandemia, han puesto hoy, de nuevo, rumbo a la aldea almonteña.
Mons. Rafael Zornoza, durante la ceremonia, se dirigió a todos los romeros destacando la alegría por volver a retomar el camino dos años después. “Hermanos iniciemos este camino, un camino lleno de alegría porque vamos al santuario de la Virgen, porque podemos estar juntos, porque nos une la fe, porque está Dios con nosotros, porque María en este camino que hace está enseñándonos también a caminar en la vida, acompañando al Señor y, como ella, para llevar a los demás la alegría al mundo, para llevar a los demás a Cristo”.
Por otro lado, el obispo diocesano incidió en la importancia del servicio de caridad que deben tener todas las hermandades. “Vivamos la caridad. Si algo tiene de singular y de atractivo el camino hacia El Rocío es precisamente esa caridad que se muestra en la convivencia, en el compartir, en la alegría, en el ayudarse, que es un signo del caminar de la vida cuando somos familia cristiana de los hijos de Dios. Ese camino nos enseña a caminar todos los días hacia el encuentro último con el Señor en la vida eterna”.
Así, tras la misa, la hermandad, con el Simpecado a brazos de sus portadores, ha visitado el Ayuntamiento de Cádiz y a la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora del Rosario, en Santo Domingo. Tras la visita a la Virgen, el Simpecado ha sido trasladado a la Casa del Niño Jesús, desde donde todos los hermanos y hermanas han emprendido su camino al encuentro con la Blanca Paloma.
De esta manera, en los próximos días recorrerán un trayecto que les llevará por el Coto de Doñana hasta llegar a Almonte en la tarde del viernes 3 de junio, y participar en la procesión de la Virgen en la madrugada del lunes de Pentecostés.
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