Sé de quién me he fiado

Carta Pastoral del Obispo de Cádiz y Ceuta, D. Antonio Ceballos, con motivo de la XLVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Mis queridos diocesanos:

El próximo día 3 de mayo celebraremos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones coincidiendo, como en años anteriores, con el Cuarto Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor.

El Papa Benedicto XVI nos convoca este día consciente de que toda vocación es un don de Dios, que hay que pedir en la oración y merecer con el testimonio de la propia vida.

He aquí, pues, los objetivos que se persiguen: oración por las vocaciones y fidelidad a la vocación propia de cada uno de nosotros. Este será el camino para poder proponer y provocar vocaciones entre las nuevas generaciones, que recogen de nuestras manos la antorcha de la fe.

1. Tarea pastoral habitual de la Iglesia

La preocupación por las vocaciones forma parte de la tarea habitual de la Iglesia, pero la celebración de esta Jornada nos recuerda su importancia y nos ayuda a sentirnos en comunión con toda la Iglesia, que este día eleva oraciones en todo el mundo por esta urgente e importante necesidad.

El Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar sobre el tema: La confianza en la iniciativa de Dios y la respuesta humana indicándonos que “resuena constantemente en la Iglesia la exhortación de Jesús a sus discípulos: “Rogad al dueño de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt 9,38). ¡ Rogad!”.

2. Sentido de la vocaciones de especial consagración

La celebración de esta Jornada  no solamente lleva consigo la oración por la falta de vocaciones, sino también el deseo por parte de la Iglesia de que los fieles vayan tomando conciencia de que la vida cristiana debe ser concebida como llamada por parte de Dios y respuesta por parte del hombre y dentro de este marco comprendemos mejor el sentido de las vocaciones de especial consagración.

Ya el recordado Papa Juan Pablo II nos decía: “Es necesario que los creyentes, especialmente los jóvenes, sean guiados para comprender mejor que la vida cristiana es ante todo respuesta a la llamada de Dios y a reconocer, en esta perspectiva, el carácter peculiar de la vocaciones para el ministerio sacerdotal y diaconal; las vocaciones religiosas, misioneras, consagradas en la vida seglar y la importancia que tienen para el reino de Dios” (Juan Pablo II, Mensaje de la XXVIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, n. 2).

3. “Sé de quién me he fiado”

El lema que se nos propone para la Jornada del presente año es este: “Sé de quién me he fiado”. La expresión del apóstol San Pablo, cuyo año jubilar estamos celebrando, es un lema rico en contenido que fundamenta cualquier vocación que lleva a un seguimiento más radical de Jesús, en el amor al Señor y al Evangelio. El Evangelio es un lugar de encuentro con Jesús y su mensaje que tenemos que anunciar y transmitir a toda la humanidad.

El lema está tomado de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo. En este cálido contexto, Pablo exhorta a Timoteo, joven discípulo y en dificultad a cumplir la misión apostólica que por la imposición de las manos le ha sido confiada. Pablo ante la situación en la que se encuentra Timoteo no le da una receta apostólica, sino que le recuerda lo esencial en su vida de ministerio, le dice: “Reaviva el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de ponderación” (2 Tim 1, 6-7).

El Espíritu sigue concediendo a su Iglesia los dones y carismas que esta necesita para llevar a cabo su misión. Y el apóstol San Pablo, desde su experiencia apostólica, llena de sufrimientos y dificultades, debido a la incomprensión de la predicación por parte de muchos, y sufrimiento personal (rupturas, encarcelamiento, rechazo) llega a gritar con una sinceridad desgarradora para animar a Timoteo: “Sé en quién he puesto mi confianza” (2 Tm 1, 12). La confianza en Dios no es ingenua. Él nos ha dado muestras suficientes para que podamos estar convencidos de que merece nuestra confianza.

Y continua el apóstol diciendo: “Me acuerdo de ti constantemente en mis oraciones” (2 Tim 1, 3). El apóstol Pablo, a pesar de ser un hombre “activo”, apostólico, reza constantemente por los cristianos de las comunidades que ha formado, especialmente reza por sus más estrechos colaboradores.

4. Una historia de amor

En el fondo, toda vocación es una historia de amor, que asume el Evangelio como estilo de vida, que se quiere vivir y dar a conocer a los demás.

La Iglesia necesita de toda clase de vocaciones, porque son complementarias entre sí e insustituibles. Pero las vocaciones sacerdotales y de especial consagración exigen una mayor solicitud por parte de la comunidad cristiana para poder oír y seguir la llamada.

Pongamos en práctica las palabras del Papa Pablo VI: “Dad a conocer estas realidades, enseñad estas verdades, hacedlas comprensibles, estimulantes, atrayentes, como sabía hacerlo Jesús, Maestro y Pastor. Que nadie, por nuestra culpa, ignore aquello que debe saber, para orientar, en sentido diverso y mejor, la propia vida” (Pablo VI, Mensaje de la XV Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones).

5. La familia, lugar privilegiado

Como sabéis, este año que pastoralmente celebramos el curso pastoral dedicado a la familia aprovecho también esta oportunidad para recordaros algo que he repetido en distintas ocasiones, que la familia cristiana es un lugar privilegiado en la tarea común de la pastoral vocacional.

Todos estamos implicados en esta tarea: obispos, presbíteros, familias, religiosos, religiosas, instituciones seculares, educadores, movimientos apostólicos y, en definitiva, la comunidad cristiana en su conjunto. Pero, este año deseo resaltar el papel de la familia, ya que el Concilio llegó a indicar que la familia es el primer lugar de vocaciones de especial consagración.

Confío, queridas familias, en vuestro esfuerzo por presentar la dimensión vocacional en todos los momentos y a los distintos destinatarios, sobre todo en la catequesis de iniciación cristiana, confirmaciones, adolecentes, jóvenes y adultos. Nuestra misión es presentar la dimensión vocacional y crear un clima adecuado para que los adolescentes y jóvenes puedan sentir la voz de Dios y responder a ella con generosidad y valentía.

6. Esfuerzo de colaboración

Espero la colaboración de todas las familias cristianas para celebrar esta Jornada con actitud de oración y de reflexión en los distintos ámbitos de la pastoral eclesial: catequesis, encuentros de familia, celebraciones, grupos de religiosos y religiosas, grupos apostólicos, clases de religión…, con estos medios podremos elevar nuestra voz al Padre con estas palabras: “Bendice nuestras familias, transfórmalas en Iglesias domésticas vivas donde la oración y la vida, la escucha atenta y fiel de la palabra de Dios, la caridad generosa y fecunda venga a ser el terreno favorable para el nacimiento y el desarroll
o de una mies abundante de vocaciones”.

Para ello procuremos proponer a los jóvenes con cualidades adecuadas, haciéndonos mediadores de la llamada del Señor, la posibilidad de seguirle en las diversas vocaciones.

Os recuerdo, como ya lo hice el año pasado, que existe el Secretariado Diocesano de Pastoral Vocacional que está trabajando magníficamente y cuya misión es suscitar, acompañar y ayudar a discernir las vocaciones en el proceso de clarificación que todos los candidatos deben seguir.
   
7. Participar activamente

Os invito a participar en esta Jornada para elevar juntos la oración al Buen Pastor de la Iglesia, por las distintas vocaciones tanto materiales como de especial consagración. Tenemos que rezar para que en todo el pueblo cristiano crezca la confianza en Dios, convencido de que el “dueño de la mies” no deja de pedir a algunos a que entreguen libremente su existencia para colaborar estrechamente con Él en la obra de la salvación.
   
Que Santa María la Virgen, Reina de los Apóstoles, interceda por los jóvenes a fin de que pronuncien un “SI” generoso a la llamada del Señor, y como el apóstol San Pablo digan: “Sé de quién me he fiado”.

Reza por vosotros, os quiere y bendice,

+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta

Cádiz, 28 de abril de 2009

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