Queridos amigos:
El Día de la Iglesia Diocesana nos permite mirar a nuestra casa más cercana,
nuestro hogar donde constantemente nos encontramos para celebrar nuestra
fe y vivir con fraternidad evangélica. Ahí están nuestras queridas parroquias y
comunidades, unidas fuertemente como una diócesis. A la vista de todos está lo
que somos, lo que vivimos y lo que hacemos con nuestro tiempo y nuestros
bienes. ¡Qué alegría participar de esta familia de puertas abiertas, siempre
acogedora, donde voluntariamente nos servimos unos a otros haciendo
comunidad! Demos gracias a Dios por ello, pues El mismo nos une y nos
estimula a la entrega con un corazón universal, pendiente de todos.
Sentimos que aquel pequeño grupo que Jesús reunió al comienzo en torno a sí
y que no ha dejado de crecer a lo largo de los siglos y las generaciones, es
como el germen, inicio, anticipo y también la garantía de la realización última
del plan pensado desde siempre por Dios, que ciertamente tendrá́ su
culminación al final de los tiempos. De ahí que la Iglesia pueda ser definida
como sacramento, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la
unidad de todo el género humano (cf. Lumen Gentium 1). En la Iglesia que
“peregrina” por este mundo nadie puede buscar su propio interés, sino siempre
ha de mirar por el interés de los demás (cf. 1 Corintios 13,5). En esta
solidaridad se funda la comunión de los santos, uno vínculo tal que ni la misma
muerte lo puede vencer.
Todo esto debe ser un motivo para animarnos a ser miembros activos de
nuestra comunidad, para intentar lograr entre todos, con la ayuda de Dios, un
mundo mejor, solidario y fraterno, que vive en paz cuidando la casa común y el
interés por el bien de los demás. Esta importante misión evangelizadora sólo
podemos llevarla a cabo como comunidad unida en la fe, sintiéndonos parte
integrante y principal de la Iglesia, y por tanto, de nuestra Diócesis.
Podemos estar satisfechos de las iniciativas y actividades que desarrollan las
parroquias, las numerosas Hermandades y Cofradías, asociaciones,
agrupaciones y grupos de fieles, colaborando activamente en la
evangelización, en la caridad, haciendo el bien. Haciéndonos presentes donde
existe necesidad nos hacemos testigos de Cristo. Precisamente en estos
tiempos difíciles vemos crecer el número de las familias, la atención a
migrantes y necesitados, aunque debemos intensificar nuestra presencia y
colaboración para mantener y acrecentar los proyectos y obras que están en
marcha, en nuestras parroquias, Caritas Diocesanas de Cádiz y de Ceuta, la
Fundación Tierra de Todos, y otras tantas iniciativas. Por lo conseguido y por
todo lo que está por hacer, debemos agradecer a Dios nuestra fe y vivir la
Iglesia como esa familia querida en la que con gusto aportamos lo que somos y
tenemos. Gracias por vuestra presencia y colaboración.
+Rafael Zornoza
Obispo de Cádiz y Ceuta