«No se puede ser cristiano sin ser discípulo del Señor»

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

En la mañana del 25 de enero el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, en la S.A.I. Catedral de Cádiz, la Eucaristía con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado.

La ceremonia, que estuvo amenizada con cantos y bailes típicos africanos, contó con la participación de numerosos inmigrantes que residen en la diócesis, muchos de ellos ataviados con la vestimenta regional de su país.

El obispo diocesano manifestó que con esta Eucaristía «celebramos la acogida de todos estos inmigrantes, por los que la Iglesia tiene tanta preocupación». Mons. Zornoza expresó que si tuviera que resumir el mensaje de Jesús hoy, «habría que hacerlo con las palabras de Shakespeare ‘ser o no ser’. Jesús ha venido al mundo a invitarnos a una vida nueva mediante la conversión y la fe. Jesús predica y dice ‘ha llegado el momento de convertíos y de creer en el Evangelio’, el Reino de Dios está en medio de nosotros».

Por otro lado, el obispo de Cádiz y Ceuta afirmó que «el hombre que no tiene a Dios cae en el materialismo, mientras que el que sabe el valor de Dios puede desprenderse de las cosas sin estar sometido a la intrascendencia. En nuestra sociedad, cuando se cae en la inmundanidad, las personas dejan de tener el valor que Dios les da».

En cuanto al grave problema de la inmigración, Mons. Rafael Zornoza aseguró que «es un problema global difícil de resolver, pero tenemos que ser capaces de acoger a todos como dice el lema de la campaña de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de este año, Iglesia sin fronteras, Madre de todos, porque ante todo somos hijos de Dios. En manos del Señor seremos instrumentos de salvación para los demás».

Tras la celebración eucarística el prelado participó en la convivencia, organizada por el secretariado diocesano de Migraciones, en el Centro Tartessos de Cádiz, en la que se compartió una paella y se realizaron actividades culturales y deportivas.

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