Monseñor Zornoza tras el encuentro de los Obispos del Mediterráneo

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Después de varios días de trabajo en la ciudad de Florencia, donde el Encuentro «Mediterráneo frontera de la Paz» ha acogido a 60 Obispos y Alcaldes de 20 países del Mediterráneo, firmaron ayer la Declaración de Florencia donde se recoge el compromiso de promover la paz, el diálogo y la convivencia de la región. Este Documento, fruto de los trabajos y reflexiones de los Obispos y Alcaldes, es un documento para que lo lleven a sus ciudades, escuelas, comunidades religiosas y parroquias, para difundirlo y darlo a conocer, pero sobre todo para encarnarlo.

“Que los pueblos del Mediterráneo sean testigos para todo el mundo de una paz posible, la paz que parte de un corazón convertido al Evangelio y produce opciones concretas para el bien de todos”, lo dijo el Cardenal Gualtiero Bassetti, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

Por otro lado, Mons. Rafael Zornoza, en una entrevista concedida a VaticanNews en relación a la situación territorial de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, declaraba que «Si hay una característica que a nosotros nos marca profundamente en la vida y en la pastoral pues es la inmigración. La emigración hoy es un problema común de todo el mundo, solo que la configuración de Cádiz y de Ceuta a las dos orillas del Estrecho de Gibraltar hace pues que sea un lugar natural, de paso, y por tanto, uno de los puntos calientes del mundo en el tema de la inmigración como todo el mundo sabe».

«Entonces, nosotros tenemos una sensibilidad especial unida pues a la Conferencia Episcopal Española -continua el prelado- que trabaja en ello y es muy sensible al problema de toda esta gente que emigra, a la defensa de los derechos de emigrar como de quedarse en sus países sabiendo pues que hay temas políticos que son enormemente difíciles y que deben ser los políticos y los gobiernos los que busquen soluciones y soluciones justas, nosotros nos encontramos de frente con un problema humanitario que antes que nada necesita una respuesta para la que afortunadamente tenemos una sensibilidad cristiana, de caridad, que nos hace empeñarnos fuertemente en este objetivo».

La Carta de Florencia quiere ser una «Llamada muy fuerte al diálogo, al encuentro, al respeto de los derechos, al reconocimiento de las comunidades religiosas, a los problemas de la paz, a la que somos no solamente sensible sino están hemos estado todo este encuentro muy marcados y preocupados y hemos rezado mucho por lo tremenda notica de la guerra en Ucrania y del tema de la inmigración. Aquí se han hecho llamadas propuestas como el acuerdo en una sensibilidad que nos une, pues para buscar vías de solución que nos ayuden a resolver estos problemas y que hagan del Mediterráneo un lugar de un verdadero encuentro, de paz y que ayuda a la convivencia de todos los pueblos».

Fotografía: VaticanNews

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