La Catedral de Cádiz acogió en la tarde de ayer, lunes 23 de octubre, la Solemne Función Principal con motivo del día de los Santos Servando y Germán, patronos de la ciudad de Cádiz, de nuestra diócesis, y copatronos de San Fernando. Presidida por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, y concelebrada por el Cabildo Catedral, en esta edición, de manera especial, se quiso implorar la intercesión de los Santos Mártires para la pronta terminación de los conflictos bélicos que afligen a la humanidad y, singularmente, por las crueles guerras en Ucrania y Oriente Medio que tantas víctimas inocentes vienen produciendo.
Mons. Zornoza aseguró que «San Servando y San German interceden por nosotros y nos muestran el ejemplo de sus vidas entregadas, para enseñarnos que sólo se puede dar la vida teniendo una confianza absoluta en quien nos da la vida; sólo teniendo una confianza absoluta en cuál es la verdadera patria del ser humano, nos damos por completo».
El obispo diocesano dedicó la mayor parte de la homilía a reflexionar sobre el martirio y los mártires de la Iglesia. En este sentido, D. Rafael afirmó que «el mártir es auténtico discípulo de Jesús y un perfecto imitador suyo. Los mártires han sellado su fe con la entrega de su vida, proclamando con su heroico testimonio que Dios se hizo hombre para abrir al hombre el Reino de los Cielos. El martirio es la forma más elevada de fidelidad a Cristo, y es el signo de que hay una verdad que vale más que la vida; tan fiable, que se puede y se debe dar la vida por ella. El martirio, además, arroja luz sobre la inviolable dignidad de la persona humana. La vida del cuerpo en su condición terrena no es un valor absoluto para el creyente. Dios se preocupa por la vida corporal del hombre, pero su dignidad no se reduce a eso».
En cuanto a las intenciones para este día y los conflictos bélicos que se están produciendo en la actualidad, el prelado de Cádiz y Ceuta expresó que suponen un sufrimiento para toda la Iglesia. «Nuestros patronos mártires nos interpelan hoy desde las pantallas. Desde algunos países de América hasta el extremo oriente, hasta China, millones de cristianos son perseguidos por su fe porque, como dijo Cristo, ‘el siervo no es más grande que el maestro’. Los mártires nos marcan el camino. No se puede servir a Dios y al poder; al poder del tener, ni al poder de la fama. Es preciso padecer con Cristo. Seguir a Jesús conlleva cargar con la cruz, sufrir con Cristo para ser de Cristo. No hay caminos fáciles ni felicidad sin sufrimiento. Los mártires denuncian hoy el cristianismo adulterado de los que pretenden librarse de preocupaciones, de persecuciones, demasiado plano, acomodado a una modernidad en crisis pero, sobre todo, ellos nos descubren la fuerza liberadora de la fe en el Crucificado».
Antes de la ceremonia, a mediodía, tuvo lugar la tradicional ofrenda floral ante los Triunfos de las Puertas de Tierra, mediante la colocación de sendas coronas de laurel en dichos monumentos.