En la mañana del domingo, 14 de enero, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, en la Catedral de Cádiz, la ceremonia de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado.
Enmarcada bajo el lema Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados, estuvo amenizada con cantos y bailes típicos africanos, y contó con la participación de numerosos inmigrantes que residen en la diócesis, muchos de ellos ataviados con la vestimenta regional de su país, y de los agentes y voluntarios de la pastoral diocesana de migraciones.
El pasado 2017 fue el año de mayor llegadas de pateras a la península, siendo 6.691 los inmigrantes llegados a las costas de Cádiz y 2.257 los que lo hicieron a Ceuta.
Antes de la celebración se llevó a cabo el Rito de Admisión al Catecumenado de varias personas adultas no bautizadas, que han seguido durante los últimos meses un proceso de formación en el que se han tenido presentes las directrices oficiales de la Iglesia.
En cuanto a la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, Mons. Rafael Zornoza afirmó que “tenemos que repetir nuestro encuentro con el Señor”. Dirigiéndose a los inmigrantes aseguró que sus vidas han sido difíciles pero amadas por Dios. “En ese sufrimiento tomamos también el cuerpo de Cristo”.
Refiriéndose al lema de la jornada, Mons. Zornoza manifestó que “tenemos que abrazar a todos los hombres y mujeres sin distinción de razas y acompañarlos para integrarlos en la sociedad y en nuestro corazón. La verdadera patria la tenemos en el corazón de Dios”.
Tras la celebración tuvo lugar la tradicional convivencia en las instalaciones del Centro Tartessos, donde se compartió un almuerzo y se realizaron actividades deportivas y culturales.