«Definiría mi lucha como una lucha conmigo mismo. En efecto es una lucha en cuánto a dejarse transformar por el Señor, a aceptar el camino elegido voluntariamente, aunque muchas veces nace en mí una dicotomía. Es decir, seguir al Señor sin tener posibilidad de control o controlar yo mi vida, ser el dueño. Diría simplemente que es principalmente una lucha de anonadamiento, negar mi persona para que el Señor pueda actuar, y ser dueño de mi caminar con Él».
Aurelien Misael Tohe, seminarista del Seminario Redemptoris Mater de Cádiz siente el abrazo de Dios desde su infancia. Estudiante universitario de Matemáticas, dejó su carrera atrás para ir “detrás del Señor”.
“Creo que la llamada la tengo desde la infancia”- afirma Aurelien- “Al tener deseo e ilusión de servir al Señor. A lo mejor, por la cercanía que tenía con los sacerdotes que venían regularmente a mi casa. Pues eso ha ido creciendo poco. Hasta que, al momento de la adolescencia, aunque tuviera todavía esta llamada, este deseo de servir al Señor dentro, la verdad es que se me había olvidado o por lo menos lo dejé de lado, porque fundamentalmente empecé a conocer el mundo y el deseo profundo que tenía de afirmarme dentro de mi familia y elegir mi propio camino. Sin embargo, esto duro hasta el momento que empecé con la universidad y el primer año tuve sensaciones de vacío interior”.
Discernimiento Vocacional
Pero sus inquietudes seguían tocándole el corazón, hasta que echó la vista atrás a sus recuerdos de su infancia: “Recuerdos de mi infancia, este primer deseo que cuando era niño me daba alegría (aunque no lo estaba viviendo como algo real en cuanto al hecho de estar en un seminario), el simple hecho de pensar a esta posibilidad. Por lo que dije al Señor que le daba un año para que me confirme que este camino era el mejor. Efectivamente la ansía se fue creciendo poco a poco hasta que decidir este mismo año dejar la carrera para entrar en el seminario. No me costó mucho dejar todo, fundamentalmente porque mi corazón encontró otra seguridad que es este primer deseo; y me resultó fácil ir detrás del Señor”.
Señala que la llamada hizo más valiosa su vida, que le dio otras aspiraciones más allá de trabajar, tener un hogar, un coche etc…”Es un cambio radical que se ha producido, al nivel de mi persona en sí. Principalmente la madurez, que se refleja en el proceso de sanación que el Señor está haciendo a través de esta vocación” .
El Seminario
Aurelien describe la que ahora es su casa como un lugar lleno de sentido “El Seminario es un periodo de noviazgo con el Señor. Periodo en el cual uno aprende a conocerse, sus limitaciones, sus defectos, también sus virtudes, su poco amor el Señor y al otro. Lentamente, se empiezan a sanar heridas para poder encontrar el Señor y ser una persona cada vez más preparada. Por eso, el seminario es un lugar totalmente distinto de otros lugares en cuanto que al mismo tiempo que está con otros, estás solo. Porque la vocación al sacerdocio tal como la estoy experimentado no es comunitaria, sino personal. Finalmente, es el lugar donde uno aprende el amor inmerecido de Dios, que llama a los que ni siquiera respondemos a veces adecuadamente a su llamada del Señor y está tentado a dejarlo todo al primer fallo”.
Su familia
Su familia respondió ilusionada a la noticia de su decisión vocacional “No tuve gran dificultad cuando les anuncié mi decisión. En cuanto a los amigos y algunos parientes más lejanos, una parte me sostuvieron, además me siguen sosteniendo; mientras que otros quedaron perplejos, me dijeron abiertamente que no seguiría hasta el final. A lo mejor, por conocerme; o sea por lo cobarde que fui a veces”.
Nos cuenta Aurelien que el Señor le habla a través de los acontecimientos diarios “En el fondo a través del ambiente que me rodea. También el cómo hablo yo con Dios, se hace en la oración, cuando rezo. Estar en oración es dialogar con el Señor, es de tú a tú. En efecto, no hablo con el Señor de otra forma. Para mí es la única manera que tengo de estar con Él, aunque muchas veces el trato con los demás puede ser medio de hablar con Dios, pero pienso que más bien medio para escuchar a Dios”.