Manuel Ogalla, misionero claretiano: “En Zimbabue estamos mejorando la calidad de vida de muchos jóvenes”

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Cuando uno se pone enfrente de Manuel Ogalla, misionero claretiano desde hace más de 12 años en Zimbabue, le escucha y ve su mirada, inmediatamente se da cuenta de la gran suerte que tienen aquellos que conviven con él en Harare, la capital de este país africano. Manuel desprende con sus palabras, además de cercanía y simpatía, que no le faltan como buen gaditano y cadista como es a miles de kilómetros de aquí, un hombre comprometido con lo que hace, inconformista porque sabe que podría hacer más, pero los recursos con los que cuenta no le dan; preocupado por su pueblo de Zimbabue y por acercar el mensaje de Jesús de Nazaret.

Aprovechando unos días de descanso en su tierra natal, Cádiz, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de charlar con él y que nos cuente la gran labor que desarrolla en su territorio de misión.

Padre Manuel, hace unos años le nombraron responsable de formación de los claretianos en Zimbabue. Es un orgullo para nuestra diócesis que uno de nuestros misioneros sea reconocido por su comunidad otorgándole esa responsabilidad. ¿Qué conlleva ese cargo y que supone para usted?

Desde hace cuatro años, justo después de la pandemia, los misioneros claretianos, allí en Zimbabue, vieron la conveniencia de darme la responsabilidad de acompañar a los jóvenes en su proceso formativo. Ciertamente es un gran reto, porque acompañar a jóvenes siempre es una suerte, siempre es una bendición, pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad. Si además le añadimos que son jóvenes de otra cultura, con otro marco histórico, con otra forma de entender la vida, otra cosmovisión, pues claro, la dificultad es añadida. Pero lo vivo desde la confianza, lo vivo desde la experiencia de gracia, e intentando siempre no estorbar la acción de Dios en los jóvenes.

Al final nos queda la certeza que no es mi protagonismo, sino que es la acción de Dios y es la comunidad claretiana la que acompaña aunque, de una forma más simbólica, sea yo el responsable del crecimiento espiritual y humano de estos chicos.

Me contaba el otro día la labor que desarrolláis los claretianos, no sólo en Zimbabue, sino también en Tanzania y Kenia. Podríamos estar horas hablando de ese gran trabajo que hacéis, pero me gustaría que nos contara esa doble vertiente que lleváis a cabo en la denominada “Claret House” de Harare, en la que por un lado ofrecéis formación religiosa para seminaristas y por otra programas de estudios para chicos dependiendo de su situación y su realidad…

El programa que los misioneros claretianos estamos intentando llevar a cabo allí en Zimbabue en el campo educativo es muy amplio. Como dices, además de estar en Tanzania, Kenia y Zimbabue, estamos en muchos países de África, lo que pasa es que nuestro organismo tiene una relación más cercana con la zona este del continente, porque nuestros estudiantes están en diferentes centros formativos de esos países.

En el campo educativo, además de la formación religiosa y específicamente sacerdotal o misionera, sí que los claretianos en Zimbabue tenemos un gran proyecto educativo para tener una incidencia lo más significativamente posible en la formación general y holística de chicos y chicas del país, desde primaria hasta estudios universitarios. De hecho, los misioneros llevamos tres colegios, dos de primaria y uno de secundaria, en diferentes partes de Zimbabue y a través de un proyecto de becas colaboramos también en la formación y en el acompañamiento de chicos, sobre todo del ámbito rural para que puedan acceder a estudios superiores, lo cual es todo un sueño en un país donde no existe la educación pública, donde la educación depende del poder adquisitivo de cada familia… Por tanto, se vuelve un reto al que hay que dar respuesta y, por supuesto, no nos podemos quedar con los brazos cruzados.

Como suele pasar en todos los territorios de misión, la Iglesia hace mucho con pocos recursos… ¿Cuáles son las principales necesidades que tenéis allí en Zimbabue?

Por un lado estructural y por otro educativo. Por supuesto el tema sanitario también, pero nosotros los misioneros claretianos no estamos directamente implicados en ese ámbito de misión. Nuestro campo de misión está más enfocado en la evangelización, la formación de líderes, el empoderamiento de la mujer y los jóvenes, y en lo que se refiere a proyectos al desarrollo estamos mucho más volcados en la dotación de infraestructuras con, no sólo salones multiusos que pueden actuar de templo los domingos, albergues o de comedor social el resto de la semana, o aulas de apoyo, sino también con la dotación de mejora de acceso al agua potable con la construcción de pozos o tanques de fibra de vidrio y de hormigón, sistemas de canalización de aguas, instalaciones de paneles solares para tener acceso a la energía solar… Y, en el marco educativo, la construcción, mejora y el desarrollo de los colegios de los que estamos encargados, así como el programa de becas universitarias y un proyecto muy bonito que tenemos de acompañamiento y apoyo a niños huérfanos, en el que buscamos una mejora de su calidad de vida.

Padre, vamos a aprovechar esta entrevista, que ojalá sea leída por muchas personas y tras leerla se interesen por echarle una mano, como ya ha hecho nuestro obispo que le ha concedido la cantidad de 1.500 euros para apoyar vuestra labor. ¿Cómo se os puede ayudar?

Los misioneros claretianos estamos muy agradecidos a la Diócesis de Cádiz y Ceuta, muy agradecidos a nuestro obispo por la solidaridad y la generosidad por ese gesto que ha tenido con esa donación para nuestra misión en Zimbabue. Son muchos los medios para poder colaborar. El primero es el apoyo y la oración, pero también económicamente es muy necesario tomar partida. Hay un par de ONGs que están muy implicadas con nosotros como son Proclade Bética y Canarias, así como la asociación Solidaridarse. De una forma más directa, el día 21 de junio, tendremos la ocasión de participar en un concierto-testimonio solidario en Cádiz, en la Residencia de María Inmaculada, en la calle Santa Cruz de Tenerife, a las siete y media de la tarde. Allí, junto con amigos de la infancia, daremos un pequeño concierto donde, a través de la música, podremos viajar a Zimbabue y colaborar con nuestros donativos. También se facilitará un número de cuenta y un código de Bizum. Así que yo animo a todos a no dudarlo y unirse a nosotros para tener la oportunidad de poner nuestra solidaridad en práctica.

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