Hoy, 6 de julio de 2012, un día después del segundo aniversario de la entrada en vigor de la ley del aborto, nos reunimos para orar públicamente por la vida, implorando la desaparición del aborto en nuestra sociedad, y de toda medida favorable a acabar con la vida del ser humano, que debe ser respetada y defendida desde la concepción hasta la muerte natural.
– Pedimos a Dios que inspire a quienes gobiernan los pueblos planes integrales de apoyo a la maternidad, que fomenten la adopción en casos necesarios y que nunca apuesten por la eliminación del más débil.
– Rogamos a Dios que nos de a todos la firme voluntad y la fuerza de su Espíritu Santo para acoger y ayudar a cuantos necesitan nuestro apoyo espiritual y material.
La iniciativa católica Proyecto David ha pedido su colaboración a toda la Iglesia diocesana de Cádiz y Ceuta, para elevar una oración a la Virgen María, Madre de la Vida; y a toda la Iglesia agradecemos vuestra respuesta.
Los cristianos sabemos que la abolición del aborto no es cuestión de fuerza ni de poder, sino que debe ser una lucha penetrada por el Espíritu de Dios, que con su aliento y consuelo nos llena del amor que sólo Dios sabe dar: el amor que necesita sentir toda mujer que se plantea abortar a su hijo, toda persona que sufre el trauma post-aborto, y todos los que alguna vez participaron en este acto, la gran lacra de nuestra sociedad, un mal por cuya aceptación social germinan otros grandes males.
A María, madre de todos los niños no nacidos, madre de todas las mujeres con un embarazo inesperado; a María, Madre de todos los hombres, pedimos con los misterios dolorosos del Santo Rosario, que la Salvación que Su Hijo nos alcanzó en la Cruz redima la cultura de la muerte e ilumine y dirija la defensa de la Vida.
Desde Proyecto David manifestamos nuestro agradecimiento a todos los participantes aquí reunidos, así como a aquellos que se unen a nuestra oración desde conventos de clausura y lugares de atención a enfermos y necesitados, y desde otras ciudades e incluso países lejanos.
Jóvenes, niños, sacerdotes, religiosas, ancianos, solteros, matrimonios… Hay aquí personas de diferentes estados de vida en la Iglesia, y distintas edades, miembros de distintas parroquias de la diócesis, diversos movimientos y asociaciones de fieles, congregaciones y realidades eclesiales, hombres y mujeres de buena voluntad que asistís por primera vez a un acto en defensa de la vida, y otros que sois veteranos y expertos, también aquellos que estáis disfrutando la tarde en esta hermosa Plaza bajo la advocación de San Antonio. Muchas gracias a todos por vuestra presencia.
Todos somos necesarios en la defensa de la vida humana, y nuestra oración contribuirá sin duda, por la gran fidelidad de Dios, a construir la civilización del amor en el Evangelio de la Vida. Gracias.