Los sacerdotes de la diócesis pudieron renovar sus promesas sacerdotales a pesar de la pandemia

Diócesis de Cádiz-Ceuta
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La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

El clero de la diócesis de Cádiz ha celebrado esta mañana, tras dos meses de retraso, la Misa Crismal. Esta celebración, que debería haber tenido lugar el pasado 8 de abril, durante las primeras jornadas de la Semana Santa, tuvo que ser aplazada por las consecuencias de la pandemia y las restricciones del estado de Alarma. Así, este aplazamiento ha finalizado hoy, Solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, una fecha con un profundo significado para renovar las promesas sacerdotales y consagrar los Santos Óleos y el Crisma de los catecúmenos, tan ligados al ejercicio del ministerio sacerdotal.

De este modo, respetando escrupulosamente las indicaciones dadas por las autoridades sanitarias en la fase de desescalada en la que nos encontramos, los sacerdotes se han reunido en la Catedral para esta celebración, presidida por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza.

En su homilía, el Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta ha señalado este cambio de fecha obligado destacando que “volvemos, al cenáculo con el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza para constatar que el sacerdocio es un don inmenso de Dios al mundo”. En esta línea ha agradecido a los sacerdotes su entrega y dedicación en estas circunstancias: “gracias por mantener el culto público de la Iglesia en estas circunstancias extraordinarias; gracias por atender a los fieles con imaginación y constancia, a los enfermos y sanos, a los ancianos; gracias por orar por todos, especialmente por los difuntos; gracias, en definitiva, por vivir vuestra vocación. Gracias también por haber aprovechado estas circunstancias para ser más conscientes del valor de la comunidad presente en la celebración, de la necesidad de la asamblea, del hambre de Dios de nuestros fieles, que tanto valoran la riqueza de nuestro propio ministerio”.

Durante la celebración, los sacerdotes han renovado sus promesas sacerdotales, una ocasión que ha recogido también el obispo en su homilía, recordando que “volvemos a identificarnos ahora con aquel primer ‘sí’ que dimos a Dios, que nos eligió y llamó, y a Jesucristo, que nos invitó a su seguimiento; y, por supuesto, con el ‘sí’ a la Iglesia, que desde el primer día nos pedía fidelidad a los compromisos sacerdotales”. Mons. Zornoza ha pedido a los sacerdotes además que sean instrumentos de unidad: “El sacerdote solamente es servidor si es instrumento de unidad. Los sacerdotes deben ser solícitos en conservar la unidad y ofrecerla como signo evangélico en medio de una sociedad dividida y polémica”.

La bendición y consagración de los óleos de los enfermos y el crisma de los catecúmenos ha centrado otra de las partes más significativas de la celebración en la que han participado algunos fieles. El obispo diocesano bendijo también los óleos de los enfermos y el crisma de los catecúmenos de la diócesis de Ceuta, que el Vicario General de Ceuta, Francisco Fernández Alcedo, presente en la celebración, se encargará de trasladar a la ciudad autónoma.

Lo que no ha podido llevarse a cabo ha sido la habitual convivencia que sigue a esta misa en el Seminario Diocesano, debido a las condiciones sanitarias.

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