«La renovación y la purificación son necesarias para la nueva consagración»

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

En la tarde del 2 de febrero, festividad de la Presentación del Señor, el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, en la Catedral de Cádiz, la Eucaristía con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada.

Bajo el lema «Amigos fuertes de Dios», la jornada se celebró en un contexto muy especial, ya que el 2015 es el Año de la Vida Consagrada, convocado por el Papa Francisco, coincidiendo también con el Año Jubilar Teresiano.

Durante la ceremonia, a la que asistieron representantes de las distintas órdenes y congregaciones religiosas de la diócesis, Mons. Zornoza calificó este día como «el día de la iluminación, de la entrada de Cristo en el mundo. La luz de Él ilumina a los hombres, y nosotros queremos dejarnos iluminar para ser más auténticos».

En cuanto a la Jornada de la Vida Consagrada, el obispo diocesano aseguró que celebrarla en el día de la Candelaria es un acierto «porque nos muestra la radicalidad de la venida de Cristo. Nosotros hoy también vivimos los pasos que nos ofrece el Evangelio unidos a Cristo. Al mismo tiempo, estamos invitados a purificarnos viviendo la vida consagrada. Renovamos en este año nuestra consagración, como nos ha pedido el Papa Francisco».

En este sentido, el prelado destacó el valor que la Iglesia da a los religiosos y religiosas: «Hoy la vida consagrada es portadora de un gran tesoro. Estamos llamados a renovar nuestra consagración para que seamos capaces de lanzarnos de nuevo a la misión».

Para finalizar, Mons. Zornoza puso de manifiesto los retos que se le presentan a la vida religiosa: la cultura hedonista, el materialismo, la libertad subjetivista y el emotivismo. Según el obispo de Cádiz y Ceuta, los religiosos y religiosas deben responder a estos retos con la castidad, la pobreza, la obediencia y la voluntad, respectivamente. «Tenemos que superar la racionalidad excesiva. Ante todos estos retos Dios espera que vivamos en fraternidad y sepamos contrarrestar los envites de un mundo laicista y secularizado».

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