El pasado 24 de marzo se celebró en la localidad de Chiclana de la Frontera el VIII Encuentro Diocesano de Catequistas bajo el lema «Catequesis y Catequistas en la Nueva Evangelización». Esa cita de formación coincidía con el primer encuentro que los catequistas diocesanos tenían con su nuevo obispo, D. Rafael Zornoza.
El lugar que dio acogida a los 680 catequistas que respondieron a la convocatoria fue el Colegio La Salle-San José. Tanto la comunidad educativa, como los hermanos lasalianos, así como el propio arciprestazgo de la ciudad se han volcado en todo lo necesario.
Sobre las diez de la mañana comenzaba el Encuentro con el saludo inicial en el patio central. Los diversos coordinadores presentaban a los catequistas de su zona.
En un segundo momento, el pabellón del colegio se había transformado en una acogedora capilla para adorar al Santísimo Sacramento. Como telón de fondo estaba el famoso mosaico de «Los discípulos de Emaus» de Rupnik. Ese mismo pasaje bíblico fue el que centró la oración.
Acto seguido, y en el mismo ambiente familiar que caracterizaba al gran pabellón, tuvo lugar la ponencia de D. Juan Carlos Carvajal, profesor de Catequética de la Universidad San Dámaso (Madrid).
Abordo la Nueva Evangelización y los retos que plantea en la actualidad: Ante la crisis de Dios y la crisis del hombre, la crisis del impulso apostólico, la crisis de la trasmisión de la fe, la crisis de la vinculación eclesial, la crisis de los contenido y el método, y la crisis de los catequistas.
El trabajo en grupo que se tuvo posteriormente ha sido muy rico por las aportaciones y sugerencias que allí se hicieron. Existe una sensibilización creciente respecto a la necesidad de formación, y de dar testimonio de la fe, de Jesucristo muerto y resucitado.
Tras el almuerzo en comunidad, el clima distendido fue la tónica dominante del coloquio con D.Rafael Zornoza. Salieron a relucir las diversas situaciones, anhelos y alegrías con las que se encuentran los catequistas actualmente. Entre las carencias más llamativas están la necesidad de coordinación arciprestal, asegurar procesos comunes para el inicio, duración y medios de la iniciación cristiana, así como una puesta en valor de la misión del catequista dentro de las comunidades parroquiales.
La tarde culminó con una Eucaristía multitudinaria en la parroquia de San Juan Bautista. La vivencia de la Misa, con sus cantos y silencios, la escucha atenta de la Palabra, y la comunión del Cuerpo de Cristo, inflamaron los corazones del amor de Dios. Un día muy completo que retoma con fuerza la vida cristiana, y devuelve el entusiasmo y la valentía para ser testigos de Cristo resucitado en medio de la sociedad.
Como los discípulos de «Emaus» después de escuchar la Palabra y compartir el pan, unos a otros nos decíamos «¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y levantándonos al terminar el encuentro, volvimos a nuestras comunidades de origen para contar lo que habíamos visto y oído.
