La Semana Santa también se ha vivido con intensidad y recogimiento en el Centro Penitenciario de Botafuegos, en Algeciras. Durante varios días, internos del centro, junto con voluntarios de la Pastoral Penitenciaria y los capellanes, participaron en las celebraciones litúrgicas propias de esta época, acompañados por el delegado de la Pastoral Penitenciaria, el padre Aurelio Gil de la Casa.
Las actividades comenzaron el sábado 13 de abril, con la celebración del Domingo de Ramos, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Un total de 25 personas, entre internos, voluntarios y capellanes, realizaron una breve procesión con ramos en la capilla del centro, donde leyeron y meditaron la Pasión de Cristo. Esta ceremonia marcó además la reapertura de la capilla, que había estado inutilizada temporalmente debido a las recientes lluvias y la entrada de agua.
El Jueves Santo, la comunidad penitenciaria se trasladó al salón de actos para celebrar la Cena del Señor, recordando el lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía. En esta ocasión, el número de participantes se elevó a 45 personas, en un ambiente cargado de espiritualidad y reflexión sobre el servicio y la entrega de Jesús a sus discípulos.
La jornada del Viernes Santo estuvo centrada en el rezo del Viacrucis, siguiendo la versión bíblica con lecturas y meditaciones en cada estación. Veinticinco asistentes participaron en este acto de recogimiento, que permitió a los internos profundizar en el sufrimiento de Cristo desde una vivencia cercana y compartida.
La celebración culminó con la Vigilia Pascual, ya de regreso en la capilla del centro penitenciario. En esta ceremonia, marcada por el encendido del cirio pascual, se proclamaron las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento, y se leyó el Evangelio del sepulcro vacío. Internos y voluntarios renovaron juntos sus promesas bautismales y celebraron con alegría la resurrección de Jesús.
Estas celebraciones, coordinadas por el equipo de Pastoral Penitenciaria, han permitido a los internos vivir una Semana Santa profunda, comunitaria y esperanzadora, reforzando valores de fe, fraternidad y redención dentro de los muros de la prisión.