En el marco del Jubileo de la Esperanza, el Papa León XIV ha recibido al Consejo de Caritas Internationalis y les ha dirigido un mensaje lleno de gratitud y compromiso. El Santo Padre recordó que “Caritas Internationalis es desde hace mucho tiempo un signo luminoso del amor maternal de la Iglesia”, y subrayó que “el amor que recibimos de Cristo nunca es un tesoro privado, sino siempre una misión confiada a nuestras manos. El amor nos envía; el amor nos hace servidores; el amor abre nuestros ojos a las heridas de los demás”. Asimismo y citando a su predecesor el Papa Francisco dijo que “Caritas Internationalis ha encarnado la proclamación de la Iglesia de que la preferencia de Cristo son los pobres, los más necesitados, los abandonados y los descartados«.
El Papa insistió en que la misión de Cáritas “hace eco de la visión que compartí en mi primer discurso al Cuerpo Diplomático, donde hablé de los tres pilares que sostienen la labor de la Iglesia en el mundo: la paz, la justicia y la verdad. Estos pilares no son ideales abstractos. Son su trabajo cotidiano”. Igualmente, el papa invitó a “acompañar a las Iglesias locales, fortalecer la formación de los laicos y custodiar la unidad dentro de su diversa organización”, recordando que “la misión eclesial solo se despliega cuando caminamos juntos como compañeros de camino, dejando que el Espíritu Santo dé forma a nuestras obras de misericordia”.
Sobre el voluntariado, el Papa afirmó: “El voluntariado es el corazón palpitante de Cáritas, porque en cada gesto gratuito se revela la lógica del Evangelio: dar sin esperar nada a cambio. Cuiden a los voluntarios, fórmenlos y acompáñenlos, porque ellos son protagonistas de la misión”. León XIV definió a Cáritas como “ese ejército silencioso que entra donde nadie quiere entrar: campos de desplazados, aldeas destruidas, hospitales improvisados, barrios donde la pobreza dejó de ser emergencia para convertirse en rutina”. Son miles de voluntarios que, sin cámaras ni discursos, tocan las heridas de Cristo en cada pobre abandonado, llevando paz, justicia y verdad allí donde el mundo se rompe. Cuando un voluntario acompaña a una familia que escapó de la guerra, allí hay paz. Cuando Cáritas defiende a quienes fueron expulsados del sistema, allí hay justicia. Cuando una mujer que fue olvidada encuentra un oído que la escucha, allí nace la verdad.
Finalmente, el Papa encomendó la labor de Cáritas a María, Madre de los Pobres, deseando que todos sus miembros sean “peregrinos de la esperanza y artesanos de la paz”, y les animó a servir con “valentía, perseverancia y alegría”.

