Por personas como Ramón, que dejaron la droga y la delincuencia. Por personas como Halyna, que llegaron a nuestro país huyendo de la guerra y encontraron un hogar y trabajo. Por personas como Ángela, para que su discapacidad no les impida disfrutar de una vida plena e independiente. Por personas como Ruth, para que logren romper con una vida marcada por la violencia. Por personas como Manuel, para que puedan seguir comiendo tres veces al día. Por personas como tú.
X José: «Sin el comedor de la Iglesia yo no podría vivir»
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