PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés nos recuerda la importancia de vivir la Jornada Mundial del Enfermo y la campaña de Manos Unidas

Diócesis de Asidonia-Jerez
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La diócesis de Asidonia-Jerez, conocida también simplemente por diócesis de Jerez, ​ es una jurisdicción de la Iglesia católica de España que comprende el norte de la provincia de Cádiz, tomando como límite y frontera natural el curso del río Guadalete.

Caminando juntos vencemos la indiferencia. Dos campañas anuales convergen en estos días para recordarnos, una vez más, la importancia de caminar juntos. El 11 de febrero, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes, se celebra desde hace ya 30 años, la Jornada del Enfermo. El Papa santo, Juan Pablo II, quiso unir esta conmemoración mariana al recuerdo especial por las personas enfermas y quienes las cuidan. De la Virgen Madre aprendemos el arte de cuidar y proteger a Nuestro Señor Jesucristo, que se identificó especialmente con los necesitados y afligidos: cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mt 25, 40). Cristo quiso cargar voluntariamente con nuestros dolores y enfermedades, se compadeció de nosotros y nos mostró la fuerza curativa de su amor. Quien por la fe vive la cercanía y comunión con Cristo comprueba que nada ni nadie nos puede ya separar del abrazo de su amor: ni la persecución ni la angustia, ni el hambre ni la muerte, pueden separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús (cf. Rom 8, 35.39).

     La otra campaña es la de Manos Unidas, que se lanza todos los años el segundo domingo de febrero. El lema de este año nos recuerda una verdad fundamental: “nuestra indiferencia los condena al olvido”. A estas alturas del siglo XXI sabemos bien que el hambre en el mundo no es un problema de falta de recursos sino de mala distribución de los mismos. Para vencer la desigualdad que causa el hambre es necesario derrotar la indiferencia. Que la pobreza y el hambre no sean invisibles depende de nosotros. La luz de la fe se apaga si cerramos los ojos a la desigualdad. La indiferencia es hija del egoísmo y de la apatía. Para derrotar la indiferencia debemos salir de nosotros mismos y sentir como propias las necesidades de los demás. Generosidad y compasión brotan cuando aprendemos a caminar juntos. Por eso, caminando juntos vencemos la indiferencia.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

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