Enseñanaza religiosa y profesores de religión

Artículo semanal del Obispo de Asidonia – Jerez, D. Juan del Río Martín. Llegado el mes de junio vuelven a la actualidad la campaña en pro de la inscripción a la clase de Religión y Moral Católica que este año lleva como lema "Es mi derecho", con la imagen de un niño en un aula. Su exigencia se deriva del derecho fundamental a la libertad religiosa y el derecho a la educación religiosa según las propias convicciones, tal y como reconocen la declaración universal de los derechos humanos y toda la legislación comparada de los Estados democráticos como España. Negar, impedir u obstaculizar esa reivindicación es querer construir una sociedad totalitaria.

Demandar que en los centros públicos se imparta la asignatura de Religión y Moral Católica, no es algo que pertenezca al pasado y a un determinado sistema político. No es ningún privilegio, ni ningún adoctrinamiento encubierto, sino es un derecho primario de los padres y de sus hijos. Se trata de una auténtica, reiterada y mayoritaria demanda social, que se repite cada año, y que, por ello, ha de ser apoyada por las Administraciones públicas, independientemente de ideologías y de orquestadas campañas de opinión pública repletas de prejuicios anticlericales.

No se sostiene desde las “ciencias del hombre” negar la dimensión social del hecho religioso reduciéndolo a lo estrictamente privado. Desde un sentido pragmático se suele decir que la Religión no sirve para nada, pero luego resulta que es la única que da fundamento a nuestro ser y existir.  Es más, va contra el progreso de la sociedad el desconocimiento cultural de la religión, y concretamente del cristianismo en nuestro mundo occidental. Así, los jóvenes que no sepan nada de la religión católica, será muy difícil que el día de mañana sean hombres y mujeres de cultura porque estarán carentes de muchas de las claves interpretativas de nuestra historia, arte, literatura y hasta de la misma arquitectura religiosa tan valorada hoy por la misma Administración civil.

Los padres saben muy bien que en la educación se juega el futuro de sus hijos. Por eso, se deben preocupar no solo de que saquen las asignaturas del curso, sino que alcancen  una formación integral abierta a los principios que dan sentido a la vida desde la profundidad del misterio y que incida en los valores de la justicia, amor, sacrificio, renuncia, fidelidad, dominio de si, perdón y paz. Esto se puede conseguir si los progenitores cristianos luchan para que a sus hijos no les falte esa dimensión formativa que la pueden alcanzar inscribiendo a sus hijos en la asignatura de Religión y Moral Católica.

Las familias y alumnos que optan por la clase de Religión se encontrarán con un profesorado en esta materia, que es competente en los conocimientos que requiere la asignatura, actualizado en la pedagogía, coherente con su fe y con lo que enseña. Los profesores de Religión, sobre todo en la escuela pública, son protagonistas del diálogo entre la fe y la cultura moderna. En  ocasiones, tienen que realizar su trabajo dentro de un clima hostil hacia la asignatura y de poca valoración de su tarea. Sin embargo, con  profesionalidad, cercanía a los alumnos y respeto a los otros docentes, están sembrando la semilla del Evangelio en el corazón de los escolares. Esto los convierte en evangelizadores no sólo de los colegiales sino también de sus mismos compañeros. De ahí, nuestro reconocimiento, agradecimiento y felicitación por su hermosa y valiente labor.

Por todo ello, sigo animando a los padres y a los alumnos a que, en virtud del derecho que les asiste y desde el don y la responsabilidad de la libertad, opten por la clase de Religión Católica y les agradezco la confianza que ponen en la Iglesia para que sus hijos reciban la formación adecuada.

+ Juan del Río Martín
Obispo de Asidonia-Jerez

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