Cuaresma y Manos Unidas

Artículo semanal de D. Juan del Río, Obispo de Asidonia – Jerez.

El calendario del 2008 marca la apertura del tiempo cuaresmal con la coincidencia que en ese misma semana la organización para el desarrollo de la Iglesia Católica, Manos Unidas, lanza su campaña bajo el lema: “Madres sanas, derecho y esperanza”. La salud de las madres condiciona y está condicionando de manera esencial cualquier objetivo de desarrollo y reducción de la pobreza. Las muertes, lesiones y discapacidades relacionadas con el embarazo y el parto son los problemas más desatendidos del mundo. Cada minuto, una mujer pierde la vida por causas relacionadas con el embarazo.

La fe cristiana está centrada en el Dios de la Vida, por eso creemos que la vida humana debe ser salvaguardada desde el comienzo hasta el fin. Desde Manos Unidas, a través de los proyectos de desarrollo,  se intenta crear unas condiciones de vida aceptables para las madres; para que puedan vivir una maternidad segura para su vida y la de sus hijos.
La generosidad de los españoles hizo posible que en el 2006 se recaudaran 56.408.434 euros y se han aprobado 833 proyectos en 65 países. Pues bien, el Mensaje del Papa para la Cuaresma de este año tiene como núcleo central la limosna que junto a la oración y al ayuno forma el trípode  del tiempo litúrgico que se abre con el miércoles de ceniza y nos conduce hasta la Pascua, fiesta de la victoria de la vida sobre la muerte. El camino cuaresmal está caracterizado por la conversión de nuestro “corazón de piedra en un corazón de carne”, que  experimenta gozosamente la presencia de Dios y esté abierto a los hermanos. Este esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo nos lleva a compartir nuestros bienes con los más necesitados, movidos por la fuerza de la oración, la llamada al ayuno y la abstinencia material y espiritual. Todo ello nos ayuda en el combate de eliminar de nuestras vidas acciones pecaminosas y destructoras que van contra  el ser humano y contra la misma naturaleza de la creación.

Ayudar a Manos Unidas es una manera concreta y eficaz de hacer realidad la enseñanza del Papa acerca de la limosna  ya que como dice Benedicto XVI: “En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad”.

Los cultos y actos cuaresmales  en nuestras Parroquias, Comunidades, Hermandades y Cofradías nos han de llevar a tener los mismos sentimientos de Jesucristo que “siendo rico, por nosotros se hizo pobre” (2Cor 8,9), en Él encontraremos el verdadero rostro de Dios y de los hermanos.

+Juan del Río Martín
Obispo de Asidonia-Jerez

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