El Convento de Santa María Reparadora, donde residen las Esclavas del Santísimo, acogió esta celebración que contó con la participación de toda la Vida Consagrada de la Diócesis.
En la jornada de ayer, la Diócesis vivió junto a toda la Iglesia universal la Jornada Pro Orantibus. Esta celebración consiste en acordarnos y rezar por la gran labor que realiza la Vida Consagrada. Por ello, el Convento de Santa María Reparadora acogió la Santa Misa presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, junto a toda la Vida Consagrada de la Iglesia Asidonense. En esta Eucaristía también participó el Delegado Diocesano de Vida Consagrada y fieles que quisieron unirse a este momento de comunión y alegría. Asimismo, cabe recordar que en esta celebración la Vida Consagrada realiza su renovación del voto.
En la homilía, el Sr. Obispo de Asidonia-Jerez, ha recordado que en la solemnidad de la Santísima Trinidad debemos ser conscientes de que amando el misterio de Cristo, Padre y Espíritu seremos capaces de encontrarnos con Él y así conocer la verdad de nosotros mismos, ya que hemos sido creados a imagen y semejanza del Señor y es nuestro origen y meta.
Por otro lado, mencionando las lecturas que la liturgia nos trae, ha recordado que en la primera se nos resalta la importancia de la adoración ante la Santísima Trinidad. En la segunda, se nos destaca que nos dejemos abrazar de la comunión Trinitaria y así dejarnos tocar el corazón. Y por último, en el Evangelio, debemos tener presente que para entrar en el misterio de la Trinidad Santa el Señor nos conceda la capacidad de asombro ante la belleza divina para expresar la grandeza de su amor que vemos en la entrega de su Hijo.
En otro orden ideas, el prelado ha destacado que estos tres puntos sacados de las lecturas de la liturgia la vemos ejemplificada en la Vida Contemplativa. En ellas vemos el amor a Dios, ya que en conventos y monasterios con el poder de la oración orando se dejan sostener por Cristo y viven en paz. Asimismo, ha recordado que la Vida Contemplativa es generadora de esperanza, ya que nos hacen ver que no estamos hechos para este mundo sino para la vida eterna.