En relación con la noticia aparecida en los medios de comunicación en la que las autoridades sanitarias de nuestra Comunidad Autónoma mostraban su intención de autorizar la experimentación con células madre obtenidas de embriones congelados, o bien generados por óvulos y espermatozoides donados para tal fin, incluso no descartando la posibilidad de su obtención mediante la transferencia de un núcleo celular en un ovocito, es decir, la clonación, los Obispos de Andalucía queremos manifestar los siguiente:
1.- En primer lugar, apoyamos todos los progresos científicos que ayuden a mejorar las condiciones de vida del ser humano desde el primer instante de su concepción hasta el momento de su muerte natural. En este sentido, no cabe sino congratularse por los múltiples avances de las ciencias biomédicas durante las últimas décadas, que han permitido logros significativos en la lucha contra la enfermedad y han hecho posible un notable incremento de la esperanza de vida y una mejora de las condiciones de esa vida de una parte importante de la humanidad.
Ahora bien, estas cotas de bienestar obtenidas no pueden fundamentar la reivindicación de una libertad sin límites en la investigación científica basándose en los objetivos que se pretenden alcanzar. No todo lo que es científicamente posible es moralmente lícito, como prueban algunas horribles experiencias del siglo XX. Una ciencia sin conciencia conduce a la destrucción del hombre.
2.- A este respecto, hay que subrayar que los embriones son seres humanos vivos en constante desarrollo y poseedores desde su concepción de una identidad genética propia y permanente. Por tanto, tienen derecho a ser respetados, independientemente de su etapa de desarrollo, y a no ser usados como material biológico de investigación, ya que su crecimiento es coordinado, continuo y gradual.
En este sentido, el Papa Juan Pablo II ha manifestado en repetidas ocasiones el respeto incondicional que moralmente se debe tener con los embriones humanos y que se basa en la dignidad propia de todo ser humano desde el momento de su concepción, sin que nunca pueda ser instrumentalizada en función de razonamientos utilitaristas, sea cual sea su estado de desarrollo (cf. Evangelium Vital nº 60; cf. Discurso al XVIII Congreso Internacional de
3.- Por otro lado, las investigaciones biológicas más recientes evidencian la existencia de células estaminales aisladas de tejidos diferenciados del feto y del adulto que pueden ser cultivadas “in Vitro” e inducidas a diferenciarse en fenotipos celulares distintos del tejido de procedencia. En otras palabras, existen en los tejidos humanos células madres con la misma capacidad que las embrionarias y más fáciles y seguras de manipular, pues no tienden a diferenciarse espontánea e incontroladamente como las embrionarias, que pueden incluso dar lugar a tumores focales constituidos por células heterogéneas (teratomas). Además, el avance de esta otra línea de investigación evitaría la aberración que supone destruir vidas humanas en desarrollo argumentando finalidades científicas o terapéuticas.
4.- Por todo ello, pedimos a las autoridades sanitarias que encaucen los recursos públicos hacia campos de investigación que respondan a las exigencias éticas y antropológicas que debe respetar la investigación biomédica en su lucha contra la enfermedad y por la mejora de las condiciones de vida de cada persona y de todos los hombres.
Sevilla, 8 de noviembre de 2002