El pasado jueves esperaban a Mons. González Montes un buen grupo de pescadores en el puerto pesquero de Almería. Con ellos el párroco de San Roque, el religioso marianista P. Javier González, acompañado del Hermano superior de la comunidad de religiosos que tienen a su cargo la parroquia mencionada de Pescadería y la de Santa María de Belén, de La Chanca.
El recorrido por el puerto pesquero guiados por el patrón de «Los Boguetas», en un día de viento frío, fue humanamente reconfortante. Los pescadores que remendaban las redes saludaban sorprendidos y contentos al Obispo. Había barcos en refugio y otros a la espera de poder lanzarse a la pesca que alimenta el pan de las familias de los pescadores. En algunos momentos la emoción religiosa calentaba el corazón lleno de confianza en la protección de la Virgen del Carmen. El puerto pesquero, en otro tiempo decisivo en la economía almeriense, ha venido a menos mientras el puerto comercial ha crecido y la nueva Casa del Mar alberga diversas actividades. Se ha visto revitalizarse el turismo y el tráfico mercante.
Un encuentro humano el del Obispo con los pescadores, que llevó al Prelado a rememorar el encuentro de Jesús con los primeros discípulos. Después, a las doce el Obispo rezaba ya el Ángelus en la Residencia de Día de «Las Gaviotas», una casa residencias y no un colegio como se decía en la crónica última. Guiados por el director, el Obispo, el Vicario de Acción pastoral, P. Manuel Pozo Oller, y el párroco Javier González escucharon las murgas de carnaval que un buen grupo de mujeres ensañaba para la ocasión. Fue un momento de gran contento y alegría compartida, al que siguió la ronda del dominó de los más mayores, hombres que a dejaban ya la residencia poco antes de las una y media. En una gruta frente a la entrada del recinto una imagen de la Virgen del C armen sigue siendo la estrella de los mares que guía la vida de quienes la han pasado en a vueltas con la mar.
Ya a las dos menos cuarto comenzaba el examen de la fábrica de la Iglesia y del complejo parroquial, empezando por el templo y la disposición de la imaginería, para seguir con las dependencias del complejo parroquial; para pasar luego a la casa parroquial, descenso a los sótanos y subida final a la torre, para ver el estado de la misma, las campanas y la cubierta, con las terrazas adyacentes. Un complejo en el que se han ido ubicando los despachos de las cofradías y el almacenamiento de enseres. Toda una toma de contacto para ver el estado de cosas de una parroquia que es un referente en Pescadería, uno de los barrios más típicos y emblemáticos de la capital almeriense.
El Obispo quedó citado para las siete de la tarde y el encuentro con las cofradías del Carmen y del Calvario. Casi dos horas hasta las nueve de la noche, en que el Obispo diocesano bajaba a la Iglesia para presidir la misa de cofradía del Calvario en el primer día del triduo al Santísimo Cristo de la hermandad. Una bellísima imagen sevillana, que impresiona contemplar colocada sobre las gradas que ascienden al altar. Terminaba así una jornada llena de experiencia pastoral y cercanía a los fieles del Obispo diocesano.
El viernes veinte se prometía feliz, porque esperaban al obispo las escuelas católicas. Fue una gozada el diálogo con los chavales de los diversos grados de primaria y secundaria, y el encuentro con los cursos de grado y preparación laboral en el Colegio Amor de Dios. El Obispo sorprendía comiendo a los más pequeños, de 0 a 3 años en la guardería «Estrella del Mar» de las Siervas de los Pobres. El Obispo estuvo acompañado del Vicario para la Vida religiosa y consagrada, P. Emiliano Abad Berjón, y el diácono asistente del Obispo Miguel Martín Romero, que actúa de secretario de visita. El último colegio visitado fue el diocesano Virgen de la Chanca, desde hace décadas confiado a la dirección y gestión de los Padres Marianistas., en cuya casa terminaba el Obispo diocesano la mañana con la animada comida de fraternidad y de viernes de Cuaresma en La Calamina, donde Pescadería cede territorio a la barriada de La Chanca, siempre tan necesitada de atención social y pública, en la que la presencia de la Iglesia nunca ha dejado de ser un referente de humanidad y sentido trascendente de la vida.