
El Viernes Santo es una de las fechas más importantes del calendario litúrgico cristiano, se conmemora la Pasión y Muerte de Jesucristo en la cruz. Es un día de silencio y reflexión, que invita a la oración, y en el que no se celebra la Eucaristía. En su lugar, se proclama la Pasión del Señor y se hace la Adoración de la Cruz. También en muchas comunidades en este día se recorre el Vía Crucis, que es el camino que Jesús hizo portando su propia cruz hasta el lugar donde fue crucificado (Gólgota – Monte Calvario).
Año tras año los cristianos vamos a nuestras Iglesias, escuchamos con mucha atención la proclamación de la Pasión, este año litúrgico será según San Juan, y es posible que lo hagamos con actitud pasiva, contemplándolo como un acontecimiento histórico que le pasó a un tal Jesús, pero que nada tiene que ver con nuestras vidas. Por el contrario, también podemos encontrar personas que realicen una escucha activa, y esta lectura de la Pasión les interpele con cada uno de sus versículos, viendo un paralelismo entre el camino de Jesús a la cruz y el que tenemos que asumir los seres humanos en el día a día.
En reiteradas ocasiones, el Papa Francisco nos ha hecho reflexionar sobre el sentido y la importancia de la cruz: “La cruz no está nunca de moda”, “un cristiano sin cruz se vuelve mundano y estéril”, “no hay cruz en la vida humana que Jesús no comparta con nosotros”, “no reduzcamos la Cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social”, “la cruz de Jesús es la cátedra silenciosa de Dios”. Me pregunto ¿Cómo llevamos nuestras pequeñas o grandes cruces? ¿Es al estilo de Jesús?
Con gran devoción realizaremos también la Adoración de la Cruz, recordando la muerte y el sacrificio de Jesús, ojalá esto nos ayude a contemplar la cruz de tantas personas que a día de hoy siguen sufriendo por diferentes motivos en nuestra sociedad: enfermedad, falta de hogar, soledad, desempleo, violencia de género, guerras, etc. Por otro lado, la adoración sitúa a Dios en el centro de nuestro de corazón, dando un sentido nuevo a la vida, haciéndonos pequeños y dejando que Dios nos transforme siendo el auténtico protagonista.
Silencio y reflexión que invita a la oración, en este Viernes Santo de forma especial, con la Oración de los Fieles también conocida como Oración Universal, en la que se tienen presentes todas las necesidades de la Iglesia, asuntos públicos y sociales, personas que sufren y a la comunidad parroquial. Los cristianos somos conscientes que la oración fortalece nuestra fe, hablar a Dios de nuestra vida contándole nuestras alegrías, preocupaciones e inquietudes, nos acercará a Él.
En este camino de acompañar a Jesús hacia la cruz, os animo a intensificar la oración personal y comunitaria, tanto a nivel individual como en nuestras Asociaciones, Movimientos, Hermandades y Cofradías. Seamos testigos del Señor en los ambientes que nos movemos, miremos a la Cruz con la esperanza de la Resurrección que vence a la muerte y el pecado, buscando el sentido de pertenencia a nuestra comunidad parroquial, y desde los diferentes carismas caminemos juntos hacia la Evangelización.
Javier Torres
Delegado Episcopal para el Apostolado Seglar