Con una Eucaristía presidida por el párroco de la ciudad de Vera, Carlos María Fortes García, y con la asistencia del alcalde José Carmelo y la corporación municipal, además de un multitudinario grupo de fieles, dio comienzo la ceremonia con la que se daban gracias a Dios por el LXV aniversario de la consagración de Vera al Corazón de Jesús.
Allá por los años cuarenta, la devoción al Sagrado Corazón, llevó a la parroquia y a la corporación municipal de Vera a levantar un monumento en el cerro del Espíritu Santo, cuya inauguración tuvo lugar el diecisiete de julio del año mil novecientos cuarenta y nueve, por el entonces Obispo de la diócesis, Mons. Alfonso Rodenas García.
El monumento al Sagrado Corazón de Jesús se llevó a efecto por parte del Ayuntamiento, tras el mandado del alcalde, Francisco Cervantes de Haro, siendo el cura párroco Juan Fernández Marín. El proyecto ejecutado contemplaba una estatua de unos 4,50 metros de altura, más 3,10 de pedestal (en total una altura con su peana de 7,60 metros) con la cabeza, brazos y pies de piezas modulares de cemento. Los trabajos fueron ejecutados por el maestro de obras José Manuel Caparrós Gómez, junto con diez operarios, concluyendo las labores al mes y medio de su inicio.
Los brazos de Jesús están levantados y abiertos en señal de protección a la ciudad y por ende a sus vecinos. La venerada imagen descansa sobre una media esfera que representa la tierra, con un diámetro de 1,10 metros. Es necesario subir hasta los pies de la escultura para ver su majestuosidad y sentir desde su altura, la caricia de una leve brisa al contemplar las singulares vistas, que desde la cúspide del cerro se pueden divisar.