El pueblo de Vélez-Rubio celebró el pasado 10 de enero, uno de esos días que quedarán para la posteridad en la localidad, ya que se celebraban cien años del fallecimiento de la Beata María Dolores Rodríguez Sopeña, nacida y bautizada en este municipio el 30 de diciembre de 1848. Fallecía un 10 de enero de 1918, a los 69 años de edad, en Madrid, con fama de santidad. Sus restos fueron trasladados a Loyola.
Hasta allí se trasladó el Obispo de la Diócesis de Almería, D. Adolfo González Montes que era recibido por el párroco de la localidad, D. Javier Ruiz Pérez y que presidió una solemne celebración de la Eucaristía a las seis de la tarde en la Iglesia de la Purísima, concelebrada por varios sacerdotes vinculados con la Fundación Sopeña. El prelado, en la homilía, resaltó la labor de esta religiosa cuya vocación fue la dignificación del obrero, motivada por su profunda fe cristiana y por su amor a Dios. D. Adolfo animaba a seguir el ejemplo de santidad de Dolores Sopeña y a la conjunción en la vida cristiana de la vocación sacerdotal, religiosa y laical.
Actualmente la familia Sopeña está formada por las tres instituciones que fundó: Instituto Catequistas Dolores Sopeña, Movimiento de Laicos Sopeña y Fundación Dolores Sopeña. Su obra sigue viva, con presencia en 14 ciudades españolas, además de estar presentes en seis países de Latinoamérica (Argentina, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador y México) y también en Italia.
Todas sus labores pastorales y solidarias le valieron para que el Papa San Juan Pablo II la beatificara hace quince años, concretamente el 23 de marzo de 2003, en Roma.
Ella se despidió de sus hijas diciendo: “Desde el cielo os ayudaré más”.