V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, por Ramón Carlos Rodríguez García

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Lecturas: – Job 7, 1-4. 6-7. Me harto de dar vueltas hasta el alba. Sal 146. R. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados. 1 Cor 9, 16-19. 22-23. Ay de mí si no anuncio el Evangelio. Mc 1, 29-39. Curó a muchos enfermos de diversos males.

¡Mira que hay enigmas y misterios en el universo! El mundo de la ciencia los aborda sin tregua: Materia oscura, energía oscura, inflación cósmica, destino del universo, la entropía… Son muchos, pero nunca demasiados para la curiosidad humana…no siempre estuvieron presentes entre la preocupación de los mortales…de hecho tengo mis dudas que sean relevantes para muchas personas. Job sin demasiados conocimientos del método científico, despliega su reflexión sobre un arcano siempre cercano. El sufrimiento del inocente y la aspereza de la vida que se muestra en no pocas ocasiones como una carga pesada, centra toda su deliberación y oración. A través de la rebeldía e incluso salpicando sus expresiones de conatos de blasfemia, nos sumerge en una narración que intenta armonizar la fe en un Dios justo con el problema del mal. Si bien al final del libro nos sorprende con una frase reveladora: “Te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42,5), versículo que resulta extraordinariamente transgresor para todos los tiempos y confesiones religiosas, sólo el misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús nos pondrá en la pista de la respuesta decisiva.

Aquel que puede sanar los corazones desgarrados y augura para ellos una vida plena. Así debió pensarlo aquella mujer anónima que salta a la historia de la fe como la suegra de Pedro. El mismo día que Jesús enseña en la sinagoga y libera a un endemoniado, que en realidad resultó que eran muchos, cura de la fiebre a una hija de Eva (otro dato a tener en cuenta). La fiebre nos puede resultar ridícula en nuestro mundo occidental, sobrado de casi todo, menos de lo verdaderamente importante. En cualquier campo de refugiados del mundo y hay muchos, casi tantos como endemoniados, o en tantísimos lugares del mundo, donde la sanidad no prospera, y hay muchos, la fiebre no es una cuestión baladí, al igual que comer diariamente, la educación, la libertad…Hoy no pierdas de vista la mano de Jesús. Déjate alzar durante la Eucaristía como aquella mujer y siente el gozo de ponerte a servirle, comulgar con su proyecto liberador y sanador. Siéntete sanado.

Ramon Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

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