Retiro de cuaresma a los sacerdotes predicado por Mons. González Montes.
El lunes 19 de febrero se reunió el presbiterio diocesano en la Casa-Seminario “Reina y Señora” de Aguadulce para celebrar el retiro de inicio de Cuaresma presidido y predicado por Mons. González Montes, obispo almeriense.
Como es habitual en estos encuentros se dio comienzo a los actos previstos con la recitación de la Hora menor correspondiente al lunes de la primera semana de Cuaresma. Al finalizar la oración el Obispo diocesano predicó el retiro comenzando con una reflexión tomada de la carta a los Hebreos donde se elogia a la palabra de Dios del modo siguiente: “La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos (…) así que no hay criatura que esté oculta a Dios. Todo está al desnudo y al descubierto a los ojos de aquél a quien hemos de rendir cuentas” (Hb4,12-13). Después de glosar el texto invitó a los asistentes “a renovar nuestra fe en este tiempo santo para entrar en un proceso de conversión que cambie nuestra mente, conducta, sentimientos y nuestro quehacer pastoral” para pasar a preguntarse qué dificulta nuestra conversión extendiéndose en su exposición en las inclinaciones a la concupiscencia como manera de vivir el amor de modo desordenado de tal suerte que “los vicios y la vida en contra del Espíritu hacen posible la salvación”.
La meditación avanzó con el comentario del texto de Gál. 5,12-21, donde se habla de la libertad cristiana, la vida en el Espíritu y se señalan tanto las consecuencias de los apetitos desordenados como los frutos del Espíritu. El Obispo, al exponer la enumeración que señala san Pablo, abundó en la importancia “de la castidad, especialmente en aquellos que han dedicado su vida al Reino de los cielos”, advirtiendo de la importancia “de una sana conducta afectiva que evite el narcisismo, el cultivo desmedido del cuerpo al tiempo que evite la tentación de la difamación y la maledicencia”.
A lo largo de la meditación el Obispo fue trayendo a colación textos escogidos de los papas san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Del papa Francisco comentó la carta-encíclica Laudato sí donde se evidencia como el pecado rompe la armonía entre Creador y criatura.
La oración ante el Santísimo ocupó gran parte de la mañana. El retiro terminó con la bendición solemne con el Santísimo y el rezo del Ángelus antes de pasar a compartir la comida fraterna con la que se pone fin a una mañana de oración y reflexión de todo el presbiterio diocesano.