SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, por Ramón Carlos Rodríguez García

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Lecturas: Ex 24, 3-8. Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros. Sal 115. R. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. Heb 9, 11-15. La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia. Secuencia (opcional): Lauda, Sion, Salvatorem. Mc 14, 12-16. 22-26. Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre.

El mejor comentario y la mejor explicación que podemos encontrar sobre esta solemnidad es la propia Liturgia. Ella se explica a sí misma. Hemos de tener cuidado que la celebración popular en su siempre alegre, festiva y cuidada manifestación por las calles de nuestros pueblos y ciudades, no nos hagan perder de vista el sentido más profundo y genuino del acontecimiento eucarístico. La acertada elección del Evangelio de Marcos nos va a ayudar de una manera inestimable, introduciéndonos en la última cena. A diferencia del libro del Éxodo, la definitiva alianza se sella con la sangre de Jesús y en memoria suya. Cada vez que celebramos la eucaristía lo hacemos en memoria del Señor.

El acontecimiento se celebró en vísperas de su pasión, muerte y resurrección y desde esta perspectiva hemos de acercarnos al don de Cristo. Toda la Eucaristía es proclamación y anuncio de lo acontecido en Cristo y también anticipo de nuestra muerte y resurrección. Subrayamos el gozoso prodigio de la encarnación de Dios que se ha comprometido con la humanidad más allá de lo imaginable. Unos emergentes lazos de solidaridad cristalizan, formando un nudo de novedosas relaciones: Dios y la humanidad, la humanidad y Dios.

El cordero de la cena pascual ha dejado paso al verdadero y único cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La carta a los hebreos nos lo recuerda, insistiendo en los obsoletos e inútiles sacrificios que palidecen ante el nuevo sacerdote. No olvidemos este compromiso de amor al celebrar la Eucaristía. Nos invitan este domingo, otro más, a un generoso banquete. Hemos de acudir con hambre… de Dios, es lo primero que se necesita para comer…muchos no pueden, no les dejamos…no pueden estar ausentes de nuestras oraciones y de nuestros corazones que han de movilizar gestos que mengüen esta perniciosa y testaruda realidad. A pesar de nuestra capacidad tecnológica y de cooperación, somos incapaces de resolver esta y otras paradójicas injusticias. Es en el corazón de los seres humanos donde se adivina la solución, también ahí donde se maniata a la generosidad. La Eucaristía da forma a nuestro corazón, desde el corazón de Dios.

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

 

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