SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS, por Ramón Carlos Rodríguez García

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Lecturas: Hch 2, 1-11. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Sal 103. R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. 1 Cor 12, 3b-7. 12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Secuencia: Ven, Espíritu divino. Jn 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo.

Concluimos hoy el ciclo Pascual. Cincuenta días después de haber celebrado la resurrección de Jesús, descubrimos la respuesta generosa que reclamaba ansioso aquel salmista y que nos invita a vivir este momento como “nueva creación”. El apóstol nos recuerda que el Espíritu nos llena de sus dones para el bien común. El fruto generoso y maduro de la Pascua arrecia potente y vigoroso sobre la nave de la Iglesia, para impulsarla hacia su misión.

Tanto el evangelista como el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestran su perspectiva teológica ante el acontecimiento de la donación. Más allá de toda diferencia, subrayamos una coincidencia necesaria: el don del Resucitado, permite a sus discípulos continuar su misión. Ambos textos profundizan en el acontecimiento y no sólo detallan mediante la narración una “crónica”. San Juan subraya a través de una potente imagen cómo aquella comunidad es recreada al modo del Génesis (2,7). Tienen que despojarse de muchos lastres que les impiden afrontar los nuevos desafíos. Para un tiempo nuevo, no valen tempestades viejas. Un poderoso huracán estremecerá sus huesos para que la parálisis del miedo no impida abrir la puerta atrancada con el cerrojo del cansancio y la desilusión.

La promesa se ha cumplido…se sigue cumpliendo. El acontecimiento de Pentecostés no pertenece al pasado. Es el mismo Espíritu el que espabila el oído para poder entender y creer en el Evangelio. Es urgente abrirse a su brisa impetuosa. El mundo enloquecido por los desencuentros y la confusión precisa de una novedosa propuesta de unidad que restablezca el equilibrio de aquel episodio en Babel (Gn 11, 1-9), cuyas consecuencias nos desbordan.  Hoy puede ser Pentecostés, sólo tienes que dejarte inundar por ese Espíritu que en el Bautismo recibiste y que en la Eucaristía hace posible el alimento de eternidad.

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

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