SOBRE EL ASUNTO DE LOS LOCALES DE TOPARES

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Estoy muy de acuerdo con la afirmación de que vencer no es suficiente, sino que es necesario, ante todo, convencer. Una de las primeras cuestiones que asumí al llegar a la Vicaria General fue el asunto de los locales de Topares. Me encontré con la siguiente situación: la existencia de unos locales en la pedanía de Topares (Vélez Blanco) que pertenecen a la Parroquia pero que están siendo administrados por una hermandad la cual los alquila a otras personas sin la aprobación expresa del Obispado, propietario de dichos inmuebles. Informado de todo esto, me puse manos a la obra para intentar solucionar esta situación.

Los locales en cuestión que se ubican en la pedanía de Topares pertenecen a la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, y por tanto al Obispado de Almería. Estos locales se encuentran en el terreno que ocupaba el antiguo cementerio parroquial y que fue trasladado fuera del núcleo urbano a mediados del siglo XX. Estos inmuebles están formados por el salón parroquial que actualmente se utiliza como bar, bajo el nombre de “El Corralillo”; la casa parroquial que se usa como tanatorio; y el antiguo teleclub que lo conforman, en la planta baja, una oficina bancaria de Unicaja y, en el piso superior, una peluquería.

Todos estos locales siempre han pertenecido al Obispado, algo que nunca se había discutido en el pueblo hasta este pasado verano, ya que la propiedad aparece en el Catastro, al menos, desde 1993. Mucho antes de la reforma del Reglamento Hipotecario (Real Decreto 1867/1998, de 4 de septiembre), ley que permitió las famosas inmatriculaciones hasta el año 2015. Por tanto, el Registro de la Propiedad, a día de hoy, reconoce al Obispado de Almería como propietario de dichos salones y por tanto administrador de los mismos.

Asimismo, existe en este Obispado un documento del año 2007 que es un contrato firmado por don Alfonso Serrano Marín, como Presidente-Representante de la Hermandad de Ánimas de Topares a través del cual alquila en régimen de “arrendamiento de local de negocio” (sic) el salón que es utilizado como bar, llamado “El Corralillo”, a otro señor cuyo nombre no es relevante en este momento. En dicho contrato se afirma en el punto tercero del mismo que “el arrendatario declara conocer y someterse a las Normas y Estatuto de esta Hermandad de Ánimas, así como que ésta no es la propietaria del local, sino una mera administradora, correspondiéndole la propiedad del mismo al Obispado de Almería” (sic).

Sobre el origen de estos inmuebles y su construcción, que es una de las cuestiones que se han planteado en el fragor de las afirmaciones en los distintos medios de comunicación, cabe preguntarse: ¿Cómo se hicieron estos salones? ¿Quiénes los construyeron? ¿Pertenecen estos locales a quienes trabajaron y colaboraron en su construcción? Es algo habitual que sean los vecinos de los pueblos los que colaboran en la construcción y mantenimiento de los templos y de los salones parroquiales; pero siempre se hace con el conocimiento y visto bueno de su titular que es el Obispado, aunque siempre serán destinados al uso y disfrute de los vecinos y de cuantos forman parte de la comunidad parroquial.

No hay duda de que estos salones se levantaron en un terreno propiedad de la Parroquia, financiándose, al menos que se tenga constancia la actual casa parroquial que tiene el uso de tanatorio, con la venta de la antigua casa parroquial en 1998. Nadie pone en duda la participación y colaboración de todos los vecinos de Topares en dichas edificaciones. Dicho de otra forma: un inmueble parroquial, aunque sea propiedad del Obispado tan solo significa que pertenece a la Iglesia, es decir, a la comunidad cristiana. En este caso, todos estos salones son de la comunidad cristiana de la pedanía de Topares que es representada por el Obispado de Almería.

Desde hace varios años, estos locales están siendo usados unilateralmente por una hermandad que es conocida en la localidad como «Hermandad de Ánimas», la cual aprovecha estos locales a su libre arbitrio y los alquila estableciendo contratos con una contrapartida económica. Si bien es cierto que no son grandes cantidades, y por lo tanto nadie se hace rico, esta es una situación, al menos, anómala. Hago esta afirmación, primero porque la Hermandad de Ánimas de Topares no tiene entidad jurídica reconocida ni en este Obispado ni fuera de él, ya que carece de unos Estatutos actualizados, al menos, desde el siglo XIX; no tiene un hermano mayor elegido por los hermanos miembros y nombrado por el Obispo diocesano; no tiene un censo reconocido de todos los hermanos que la componen; no existen actas de elecciones para designar cada cierto tiempo a un hermano mayor ni la solicitud de nombramiento al Obispo diocesano; no hay actas de las asambleas por las que se rinden cuentas del funcionamiento de la hermandad; no hay libros de cuentas o, al menos, no tenemos constancia en este Obispado. Los que forman una hermandad legítimamente constituida conocen las exigencias y normativas que les obligan a todo ello. Por lo tanto, nos encontramos con una hermandad que no posee ninguna existencia jurídica, la cual está alquilando salones que no son de su propiedad y está percibiendo un dinero por ello.

Ante esta situación me decido a actuar como Vicario General de la diócesis de Almería con la firme intención de resolverla de la forma más amigable posible. Ya el anterior Vicario General, D. Miguel Romera Domene, intentó en numerosas ocasiones ponerse en contacto con los afectados por dicha situación tratando de solucionarlo, lo que resultó imposible. No obstante, había que poner orden y regularizar esta situación anómala. Por ello, el pasado 2 de Julio de 2021, enviamos un burofax desde el Obispado a las personas implicadas en este asunto en el que les comunicamos que “es deseo del Obispado regularizar las distintas ocupaciones en los inmuebles propiedad de la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves” dándoles un plazo de un mes para sentarnos a dialogar. En ningún momento nos planteamos echar a nadie ni cerrar ningún local ni vender ninguna propiedad, tan solo pretendíamos regularizar las situaciones que, a nuestro entender, se estaban dando de forma anómala. Tras este burofax pasó el mes de julio y casi por completo el mes de agosto sin obtener respuesta alguna. Es, por ello, que no nos quedó más remedio que interponer una denuncia para que constase ante la Justicia que el Obispado no podía consentir la situación que se estaba dando en los locales de Topares, así como tratar de llegar a un acuerdo con todas las partes implicadas. Esta es la denuncia que aparece estos días en los medios al llevar a cabo el Juzgado las citaciones oportunas para la vista.

A pesar de todo, en el mes de septiembre, me puse nuevamente en contacto con las personas que estaban utilizando aquellos locales con la intención de convocarlas a un encuentro donde pudiésemos dialogar y arreglar la situación. Todo esto fue imposible ya que por diversas circunstancias declinaron la oferta. Sin embargo, en ningún momento hemos abandonado nuestra propuesta de solución dialogada. Tras los hechos acaecidos el día 1 de enero, el pasado 2 de enero me desplacé hasta Topares, acompañado por el Párroco, para celebrar la Eucaristía y después reunirme en la iglesia con toda la gente del pueblo que quiso asistir. Durante más de dos horas expliqué que el Obispado no tiene intención de vender ni pretende echar a nadie cerrando aquellos locales; reconociendo el servicio que prestan al pueblo y que así seguiría siendo por lo respecta al Obispado; pero también advertí la necesidad de dar legalidad a la situación en la gestión que la llamada Hermandad de Ánimas viene realizando. No obteniendo el resultado pretendido ya que, o bien, no hubo manera de hacerme entender o no se estaba dispuesto a entender lo que les planteaba. Al final de esta reunión les invité a un nuevo encuentro en Almería donde pudiéramos hablar con calma y solucionar todo este asunto. Dicha reunión, tras la Visita Ad Limina que acabamos de concluir, la programamos para este viernes 28 de enero. Tan solo les pedí una cosa: que desapareciesen y cesaran los insultos y ofensas que se estaban vertiendo a través de redes sociales y mensajes de Whatsapp principalmente sobre el Párroco, ya que este, desde el primer momento, dejó todo este asunto en manos del Obispado y se limita a tratar de servir de la mejor manera posible a las cuatro comunidades que tiene encomendadas, entre ellas Topares. No ha sido así y tan solo hay que echar un vistazo a las redes sociales donde las ofensas y ataques hacia el Párroco, el Vicario General, el Obispo y la Iglesia nunca han cesado, más bien se han visto incrementadas y enaltecidas. Recientemente ha publicado un periódico las declaraciones de los representantes de la hermandad, que culpan al Párroco “de haber dejado que el Obispado se haya escriturado estas propiedades sin decir nada, el salón social en el año 2014, y lo que antes era el Teleclub en el año 2008”, cuando el joven Párroco actual ni siquiera era sacerdote.

¿Podría un juez o jueza conceder la razón al Obispado en este asunto? Con el máximo respeto a la justicia y no queriendo ser imprudente, creo que sí. Pienso que los argumentos están de nuestra parte. Pero me pregunto: ¿Queremos ganar esto ante la Justicia? Pues con toda sinceridad, aunque muchos me han manifestado que va a ser la única forma de solucionar esto, a nosotros nos gustaría que fuese de otra manera. Por eso decía al principio que no se trata de vencer, sino de convencer. Nuestro mayor deseo es que podamos llegar a entendernos y que los representantes de la llamada Hermandad de Ánimas, así como todo el pueblo de Topares entiendan que no queremos desposeerlos de nada ni impedirles nada, sino que se reconozca la legitima propiedad y que las cosas de aquí en adelante se hagan correctamente. Pienso que colaborando todo es posible y todo puede seguir funcionando para el mejor servicio a los vecinos de Topares y su Parroquia. De nada sirve una sentencia favorable si sigue existiendo división y discordias en el pueblo. De ahí que siempre hayamos querido el acuerdo y el entendimiento.

Por eso, ¿cuál es la propuesta del Obispado? Una vez más, solucionar esta situación anómala dialogando. Siempre fue nuestra pretensión, es lo que hemos ofrecido y seguimos ofreciendo. ¿Qué solución se podría dar? Desde el Obispado creemos que siempre ha habido una fácil y sencilla: primero, reconocer que los inmuebles en cuestión son propiedad del Obispado ya que esto está suficientemente documentado; segundo, que la llamada Hermandad de Ánimas se constituya en una hermandad formalmente, con entidad canónica y jurídica, para lo que el Obispado siempre ha estado dispuesto a ayudar y facilitar las gestiones (basta recordar que por iniciativa del Párroco se les ofreció unos Estatutos marco para dicha gestión); tercero, llegar a un acuerdo entre la Parroquia, el Obispado y la hermandad para que ésta, legítimamente constituida, pueda seguir gestionando los locales y estos sigan dando un buen servicio al pueblo; finalmente, cuatro, cerrar este conflicto que no lleva a buen puerto y que tan solo produce tensión  y preocupación en las buenas gentes de Topares.

Quiero concluir diciendo que he escrito este texto con el deseo de que se clarifique la postura y las intenciones del Obispado ante la opinión pública tras las numerosas publicaciones acerca de este conflicto. Nada nuevo hay en él. Es lo que siempre hemos repetido en cada oportunidad ante los vecinos de Topares y medios de comunicación. Es lo mismo que decíamos en el comunicado oficial que emitimos el pasado 11 de enero. Espero y deseo que este escrito ponga luz y ayude a entender realmente la situación.

Ignacio López Román,

Vicario General

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