SABER VIVIR, por Antonio Gómez Cantero

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Me invitan, en los locales parroquiales, a una reunión de Narcóticos Anónimos. “Desde siempre la Iglesia nos ha abierto sus puertas –me dicen–, nunca nos ha juzgado, somos personas”. Los hay jóvenes y adultos. Poco a poco, van desgranando su vida y me narran los episodios por los que han pasado o están pasando. El vacío, la falta de identidad, no poder o no saber enfrentarnos a la vida nos lleva a situaciones destructivas y esclavizantes.

Miro a cada uno a los ojos mientras hablan, y valoro su valentía. Sinceros, sin decorado ni maquillajes. La existencia sobre la mesa. En el fondo, es como montar un puzle: buscamos las piezas en el tablero de la vida y, al final, no nos encajan las que tenemos en la mano. Nadie nos ayuda y, si lo intentan, insistimos –a veces con violencia– en montar el puzle solos. Pensamos que nos bastamos.

Nadie nos ha dicho que hay demasiadas piezas que nos sobran, ni que no es necesario correr, ni que podemos compartir la vida, ¡Dios, qué vértigo! E insistimos en encajar alguna pieza a la fuerza y salta en pedazos el puzle, al menos una parte. ¡Cuánto sufrimiento! Otra vez el vacío. Hay que comenzar de nuevo, nunca tirar la toalla.

Es una gracia encontrar un grupo de personas que pasan por tus circunstancias, que te escuchan, totalmente gratis, sin subvenciones, en una sencilla sala de catequesis, donde nos podemos mirar a los ojos, donde narramos nuestro día a día, donde nos aplaudimos si nos superamos. Su lema es ‘Solo por hoy’, y así uno, y otro, y otro más, viviendo el presente hasta superar la adicción.

Algunos me dijeron que habían encontrado a Dios en aquellos encuentros donde han comenzado a saber vivir. Han descubierto la protección y el sentido. Entonces pensé en la concepción de la Iglesia como hospital de campaña, que nos dice el papa Francisco. Y les hablé del espíritu de superación, el paso a paso, el ‘solo por hoy’.

Cuando me encuentro con situaciones de desamparo y humillación, siempre pienso en la tercera caída de Jesús, del ejercicio del viacrucis. Después del abandono, de la paliza y la burla, de los azotes, del sufrimiento infringido, de una noche en blanco… le ponen un madero en los hombros y a empujones le conducen al suplicio final. No hay muchos que puedan resistir tanto desgarro físico y moral. Pero la tradición dice que, después de dos caídas y una tercera, se vuelve a levantar y sigue fijo hacia la cumbre. Y yo, viendo cada uno de esos rostros, también el de Cristo, pienso: ¡Cuánto se puede cuando digo: ya no puedo más! Gracias de corazón.

¡Animo y adelante!

+Antonio Gómez Cantero

Publicado en Revista Vida Nueva el 15/02/2025

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