Queridos hermanos musulmanes.
Hoy comenzáis el Ramadán, treinta días comunitarios de ayuno, oración, limosna y búsqueda. En este espacio de tiempo, y de vecindad, en el que coincidimos cada uno con nuestra propia tradición religiosa reitero las palabras del Papa Juan Pablo II: “Queremos encontrarnos juntos en particular, cristianos y musulmanes, para proclamar ante el mundo que la religión no debe ser nunca motivo de conflicto, de odio y de violencia. Quien acoge verdaderamente en su interior la palabra de Dios, bueno y misericordioso, excluirá del corazón toda forma de odio y enemistad.”
Nosotros católicos y musulmanes estamos llamados a ser constructores y reparadores de esperanza, especialmente para los que viven en cualquier dificultad. Mis mejores deseos para que vuestro Ramadán sea fructífero. Dejadme orar con vosotros y por vosotros en la búsqueda de la autenticidad. Que lleguéis a un feliz Eid al-Fitr, Fiesta del Fin del Ayuno, y que el Ramadán os sea generoso.
+ Antonio, obispo