Palabras de felicitación del Obispo diocesano en el homenaje a Mons. Bernardo Ávila Ortega en la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

            Quiero comenzar estas breves palabras de felicitación con una referencia a la trayectoria de D. Bernardo. Con ellas me sumo con gozo y satisfacción a este homenaje a un sacerdote tan querido por todos los diocesanos. Monseñor Don Bernardo Ávila Ortega nació en Antas (Almería) el 11 de mayo de 1930. Tras una infancia en tiempos de dificultad, apenas salidos los españoles de la guerra civil del pasado siglo, ingresó en el Seminario Conciliar de Almería con los 18 años, aunque él hubiera querido entrar en el Seminario en 1941 con otros compañeros suyos. En el histórico Seminario Conciliar de San Indalecio, entonces en la Plaza de la Catedral, comenzó el currículo de sus estudios de Humanidades. Terminado el tiempo del Seminario Menor, ya en el nuevo edificio del Seminario cursó los estudios de Filosofía y Teología, siendo ordenado sacerdote en Vélez Rubio el 14 de junio de 1959.

Durante su carrera sacerdotal fue párroco en diferentes Iglesias de la geografía almeriense como Vélez Blanco, Serón, Villaricos, Abrucena, Escullar y María, pasando por Vera para volver a la parroquia de Antas en 1979, como párroco de la comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Cabeza, de Antas, y de la parroquia de la Virgen de las Huertas, de Aljáriz. A ambas comunidades parroquiales ha dedicado desde entonces su ministerio sacerdotal como pastor inmediato de sus feligreses, de servicio ininterrumpido y prolongado hasta más de cuarenta años. En 1987 fue nombrado arcipreste del arzciprestazgo de Vera.

Celoso pastor de almas, don Bernardo destaca además por ser uno de los sacerdotes compositores de música sacra en la España de su tiempo, autor de con varias composiciones de música sacra, varias misa, , piezas dedicadas a la Virgen, motetes para las celebraciones de la Iglesia, sobre todo para la Semana Santa. Su última pieza es el «Himno a los Mártires de Almería del siglo XX», con letra del maestro de Capilla de la Catedral, don Juan Torrecillas Cano, buen amigo de don Bernardo. El himno, una pieza muy lograda, se estrenó el 25 de marzo de 2017, en la solemnidad de la Anunciación del Señor, titular de la Catedral de la Encarnación de Almería, con motivo de la Beatificación del deán José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 compañeros mártires.

Consciente de la trayectoria sacerdotal de don Bernardo y valorando su condición de compositor de música sacra, como autor de piezas de polifonía sagrada estimables, y viendo su vida de fidelidad probada al ministerio sacerdotal, sin que nadie me lo pidiera nunca, solicité del Santo Padre Francisco le fuera otorgado el título de «Monseñor» en condición de Capellán de Honor de Su Santidad, tras la reforma que el Santo Padre llevó a cabo de los títulos honoríficos para los clérigos seculares. Don Bernardo, como familiarmente todos los sacerdotes y fieles le llamamos, recibió el nombramiento de honorífico con palabras que son un testimonio de un hombre de fe y de un pastor adornado por la virtud de la humildad, que abre las puertas de cualquier corazón. Recogidas por el Diario de Almería suenan así: «Lo acepto como una gracia. Mis sentimientos son hoy de acción de gracias. Gracias a Dios por el don inmerecido del sacerdocio. Gracias al Papa Francisco por este honor que ha querido otorgarme. Honor tan inesperado como inmerecido. Lo asumo con obediencia y responsabilidad. Gracias al Obispo que lo ha solicitado. Gracias a mis hermanos sacerdotes que con tanta alegría lo han recibido. Gracias a mi pueblo, Antas, y mi parroquia» (Diario de Almería, 11 de mayo de 2016).

Me agrada poner de relieve la humildad de Monseñor Ávila Ortega, en este tiempo de tanta vanidad y concupiscencia por la apariencia, forma vacía de aparentar poder. Me agradan las palabras de agradecimiento de un sacerdote humilde frente a la ingratitud de algunos clérigos que no prestan atención a la exhortación de san Pablo de ser siempre agradecidos (Col 3,15). Al agradecimiento humilde, la vida de Monseñor Bernardo Ávila nos regala el ejemplo, digno de imitación, de la cotidiana dedicación al ministerio pastoral, ejerciendo el sacerdocio de Cristo para santificación de los fieles. Director de almas y confesor atento, tuvo siempre muna preocupación admirable por la sagrada liturgia y los bienes patrimoniales de la Iglesia.

En este sentido, he de confesar que me impresionó constatar que contaba Antas con el retablo en el que él tanto empeño e ilusión puso. Siempre me ha impresionado la delicadeza y atenciones que ha prodigado a sus obispos durante estos veinte años de mi ministerio en Almería. Deudor de una educación sacerdotal recibida en el Seminario, aunando en su trato con su Obispo la fraterna confianza con el respeto y la devoción al sucesor de los Apóstoles, don Bernardo como los sacerdotes de las generaciones mayores ha hecho siempre gala de esta deferencia.

De cuanto me es obligado agradecer, quiero destacar la gratitud que todos le debemos por el ejercicio generoso de su ministerio. Gratitud del presbiterio y de los fieles todos de la diócesis a los que ha servido. A todos los represento y en nombre de todos y en el mío personal gracias de corazón, Monseñor. Estoy seguro de que los diocesanos comparten este mismo sentimiento hacia su persona, en particular los feligreses de todas las comunidades por donde pasó poniéndose a su servicio como sacerdote, y tiene un acento especial en su querido pueblo de Antas y en la comunidad parroquial de Aljáriz.

Querido Monseñor Don Bernardo Ávila, que Dios le premie su servicio, y que el Buen Pastor quiera darnos vocaciones sacerdotales que como la suya estén plasmadas por el Corazón de Cristo Sacerdote. Así se lo pedimos a la Santísima Virgen de la Cabeza, suplicándole le mantenga a usted en buena salud. Que Dios le bendiga. Muchas gracias.

Antes, 8 de septiembre de 2021

+ Adolfo González Montes, Obispo de Almería

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