Procesión de la Virgen del Mar

Alocución del Obispo de Almería, Mons. Adolfo González Montes.

Queridos diocesanos:

Habéis querido acompañar esta tarde el paso de la imagen sagrada de la Virgen del Mar por las calles y plazas de Almería. Muchos os habéis sumado a este cortejo procesional y otros lo contempláis a su paso ante vosotros. Todos vivís este momento con emoción contenida y esperanzada al paso de la Virgen, cuya presencia contempláis en su hermosa imagen engalanada de amor y nardos.

 

María está siempre con sus hijos, en medio de la Iglesia, acompañando el recorrido de nuestra vida y nuestra presencia en este mundo. María está con nosotros para llevarnos a Cristo su Hijo, meta de nuestras miradas, para que, en el Hijo de Dios hecho carne en su vientre, encontremos la salvación.

 

Hoy, como todos los años, queremos elevar nuestra súplica a la Virgen María, para que ella interceda ante Jesús su hijo por nosotros: «Ante tu imagen sagrada, Virgen del Mar, traemos nuestras alegrías y nuestras penas, el trabajo y la fatiga de cada día, la preocupación que nos embarga cuando no marchan bien nuestras cosas, cuando sufrimos por desavenencias entre los esposos y en la vida de las familias; cuando tantos de nosotros han perdido su trabajo y se sienten amenazados por una crisis social que no cesa, que se prolonga más de lo que a tantas personas y familias les es posible soportar, sobre todo a los más desfavorecidos y faltos de recursos, a los más pobres, a los alejados de su patria de origen y obligados a la emigración.

Hoy como siempre nos dirigimos a ti, Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, Estrella del Mar, Madre y consuelo de los que sufren, para pedirte por los enfermos y los ancianos, para que los sostengas en el dolor y los acompañes en la soledad última de la vida.

 

Venimos para suplicar de tu amor de madre por los niños concebidos, para que puedan nacer. Te pedimos, Madre del Amor hermoso, por los jóvenes, para que tras su formación humana y profesional puedan hallar un empleo digno que colme sus esperanzas y les permita contraer matrimonio y fundar una familia.

Acoge y acompaña, Virgen santa, la vocación  religiosa de las personas consagradas por los votos evangélicos. Tú que eres la madre del único Sacerdote, acompaña la vocación de los jóvenes dispuestos a entregarte la vida, para que tu Iglesia crezca en santidad y no nos falten pastores de nuestras almas, capaces de guiar al pueblo de Dios conduciéndolo a Cristo.

Te pedimos, Madre del Hombre nuevo, por cuantos tienen pública responsabilidad, para que no tengan otro interés que el bien común y el servicio a quienes representan, declinando la tentación del poder, y con entrega generosa promuevan los valores morales, y la libertad y la justicia que son fundamento de la paz social y del bienestar general.

Ten por buena esta súplica a favor de cuantos te invocamos como Estrella del Mar y Madre amadísima, porque tú eres el orgullo de nuestra nación y la esperanza de nuestro pueblo, al darnos como nos has dado al Autor de la Vida y Salvador del mundo, a quien sea la gloria por los siglos. Amén.

+ Adolfo González Montes
Obispo de Almería

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