Hemos comenzado a preparar la Pascua otra vez en serio, pues este es el verdadero sentido de la Cuaresma. Es la pedagogía de la Iglesia. En nuestras parroquias entramos en un movimiento de volver con más consciencia a la Palabra de Dios y a mirar con ojos de hermanos a todos, especialmente a los más necesitados. Hacemos el esfuerzo por pasar de un ver desatento a una mirada contemplativa. Iniciamos los viacrucis y las prácticas de piedad sincera y nuestras hermandades y cofradías entran en una vorágine de preparativos donde la belleza, la fe y el sentimiento se dan la mano.
La cuaresma no se puede quedar en una mirada introspectiva, íntima, pues, como todo en la Iglesia es un camino comunitario. Somos comunidad, y caminamos juntos, vamos de la mano. Nos miramos unos a otros, valoramos el momento y la autenticidad de nuestra vida comunitaria, de Iglesia, y buscamos la mejor manera de caminar codo con codo, sosteniéndonos unos a otros.
¿En qué crees que ayudan tus preparativos para la Pascua a tu comunidad?
El horizonte está claro, somos un pueblo que camina hacia una ciudad que no se acaba, ciudad de eternidad (como dice el himno que tanto hemos cantado). El Reino de Dios en el que creemos, es aquel que ahora debemos construir, si no nuestra fe sería una falacia. Aquel amor de hermanos que tanto predicamos, esa vida eterna que tanto proclamamos en el Credo, se quedaría en un sentimiento vacío. Dime como es tu testimonio y te diré como es tu fe.
Llevamos hablando bastante tiempo de sinodalidad, nos hemos reunido en grupos para hablar de nosotros, de la Iglesia. Estos cuarenta días serán también tiempo de escucha, no solo de oír sino de acoger. Serán un tiempo de peregrinar no de vagabundear. Serán un tiempo de soñar, proyectar, construir, creer… no de descanso y parada. Serán un tiempo de testimonio, de luz en medio del mundo, no de lámpara escondida en el interior de una caja.
La Cuaresma es tiempo de esperanza y de liberación. No nos pongamos tristes, los que peregrinamos vamos jubilosos porque sabemos hacia donde se dirigen nuestros pasos. Cada paso está más cerca de la meta. Además, sabemos que el Señor nos precede.
¡Ánimo y Adelante!
+ Antonio, vuestro obispo