Han comenzado las celebraciones de Semana Santa. Desde el Viernes de Dolores las hermandades y cofradías han puesto los pasos de la Pasión de Cristo en la calle. Se inicia la representación de la pasión de Cristo, que en la sagrada liturgia de la Iglesia se hace más que un auto sacramental, porque se hace presencia en los sacramentos de la Iglesia, particularmente en la Eucaristía, que contiene el sacrificio redentor de Cristo y, con el anuncio de su muerte, la proclamación de su gloriosa resurrección. Es el misterio pascual, contenido de la fe cristiana.
En la Catedral de Almería la celebración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén tuvo como escenario el claustro de Juan de Orea, en singular armonía, concebido para las procesiones litúrgicas. La concurrencia de los fieles dio lugar a la procesión litúrgica de ramos de olivo y palma, que se vio prolongada en la procesión de la Borriquita, con Jesús en efigie sobre sus lomos, como el rey pacífico anunciado por el profeta Zacarías. En el horizonte el presagio de su pasión y muerte, que se leyó en la Misa estacional de la Catedral, que siguió a la procesión, en la versión del evangelista san Marcos.