
La parroquia de Níjar ha vivido esta Semana Santa en una dimensión muy comunitaria, en “Pascua”. Todos aquellos que lo han deseado han podido vivir de una manera más convivencial el Triduo pascual. Todo arrancó el jueves por la mañana con el ofrecimiento de obras y el rezo de Laudes; después una charla meditación sobre la liturgia y sentido del jueves santo, continuando con adoración ante el Señor en la Eucaristía, reflexión y almuerzo. Por la noche hora santa y turnos ante el Señor.
En un esquema similar el viernes santo, culminando el día con una Vigilia de Adoración de la Cruz. El sábado se trasladaron a Huebro, para vivir el sábado santo con María en soledad, con una meditación impartida por la hermana Leticia, superiora de las misioneras de las doctrinas rurales, terminando la mañana con el rezo del Rosario ante la Virgen del Rosario. Por la tarde tuvieron una reflexión sobre Emaús, a la espera de la Resurrección con la Vigilia Pascual, como siempre en la Parroquia de Níjar.
Como señala el párroco “ha sido hermoso ver la servicialidad de personas de la parroquia. Por ejemplo, de Tere Vicente y Carmen Ortiz que han preparado con mucho cariño almuerzos y cenas todos esos días, y otros miembros de la comunidad parroquial en el servicio de las cosas necesarias para cada día. Todo impregnado de un ambiente de fraternidad que me hacía pensar en esos primeros cristianos que llamaban la atención por cómo se querían y cómo se cuidaban”.
“En el itinerario espiritual han colaborado un matrimonio venido desde Toledo, pero Lucía es natural de Vícar y Fernando de Toledo, que con sus cuatro hijos han sido un testimonio bello de la búsqueda de la santidad en familia. Se casaron en la parroquia de Berja en mi último mes como párroco de allí (…). Emocionó ver cómo explicaban a todos en la Asamblea final como para ellos ha sido un regalo ver el deseo de otros de seguir al Señor, en lo cotidiano, entregándose en lo sencillo”, relata el párroco. Lucía preparó también un itinerario de Pascua para los niños, con videos y catequesis adaptadas para ellos, una gozada para los padres ver cómo los niños aprendían y disfrutaban siguiendo casi el mismo ritmo intenso de los mayores.
Todos, jóvenes y mayores, en la Asamblea final del Domingo de Resurrección concluían con el mismo sentir, de cómo el Señor se había volcado todos esos días, y cómo es un modo fantástico de vivir la Semana Santa.
Por primera vez vivieron, no sólo la Pascua, sino también el Triduo Pascual unas parejas acercadas a la fe gracias al itinerario “Alpha” las cuales ponían de manifiesto que “no se quieren perder ya nada de lo que organicen en la parroquia”, apuntaban Antonio y Raysa o José María y Miriam, estos últimos en dos semanas recibirán el sacramento del matrimonio: o Carmen Ortiz que a sus 83 años decía que era la mejor Semana Santa que había vivido en su vida. En definitiva, unos días en los que todos coincidían que sólo cabía dar gracias al Señor por como se ha hecho presente y como ha derrochado tanta misericordia. Como decían una Semana Santa que ha hecho historia y que sólo podían unirse al salmista para Cantar las Misericordias del Señor.