La catedral de Almería acogía este pasado martes, 2 de febrero, la Jornada de la vida consagrada, coincidiendo con la fiesta de la Presentación del Señor. Una treintena de religiosos, religiosas y miembros de institutos seculares pudieron unirse a esta celebración anual. Lamentablemente muchos no pudieron asistir, por las restricciones de movilidad, pero sí ha habido una representación para dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada.
En la eucarística, presidida por Mons. González Montes, han concelebrado el Vicario de Pastoral, varios sacerdotes religiosos de las distintas comunidades presentes en la capital, así como el delegado diocesano para la vida religiosa, D. Iván Checa López.
En su homilía, el prelado almeriense ha invitado a todos los religiosos a la conversión permanente y les ha recordado que son “sacramento existencial de Dios”. Finalmente les exhortaba a “la radicalidad de la consagración religiosa como anuncio del Reino”.
Toda la iglesia diocesana da gracias a Dios por este don de la vida consagrada y que se expresa en una variedad de carismas que llenan de vida y de fraternidad el mundo. Porque los religiosos, como dice el lema de este año, son “parábola de fraternidad en un mundo herido”.