El día de la Fiesta del Bautismo del Señor y cuando se cumplían 520 años de la llegada de la Virgen del Mar a nuestras playas, los fieles devotos se acercaban hasta la playa de Torregarcía para honrar a su patrona. Contra viento y marea tuvieron que luchar para poder manifestar su alegría y su fe frente a la ermita que vio aparecer la imagen de la Virgen. Como cada primer domingo de enero, este emplazamiento sería el escenario de la romería que porta su mismo nombre.
Fue en 1502 cuando el vigía Andrés de Jaén la descubrió varada en la playa de Torregarcía. Una imagen de estilo gótico y tallada de una sola pieza en madera de nogal. A sus pies, cinco siglos más tarde, se congregaron sus fieles tras asistir por la mañana (9:00h) a la misa de romeros, en el santuario de la Virgen del Mar, para luego caminar hasta la ermita, donde también se produciría otra eucaristía a las 12:30, presidida por el obispo de Almería Mons. Antonio Gómez Cantero.
“Durante la Navidad celebramos tres epifanías. La primera, la manifestación a los Pastores (buscadores de la salvación), anunciada por un ángel. La segunda a los Sabios de oriente (buscadores de la verdad), anunciada por una estrella. La tercera, a los pecadores (buscadores de la reconciliación) anunciada por el Padre” estas fueron las palabras que resumen la homilía pronunciada por nuestro obispo D. Antonio durante la celebración eucarística.
Todo esto sería después de su llegada al son de la música de la Banda Municipal y el baile de la agrupación folclórica Alcazaba, que portaron los tradicionales atuendos almerienses. La remozada ermita volvió a reunir ayer con normalidad a los fieles, una vez pasada la pandemia.
Debido al mal tiempo se adelantó su regreso y se suspendieron las paradas previstas en diversas parroquias de camino a su regreso a casa. Ya en la parroquia de San Sebastián procesionó a hombros la imagen por la Puerta de Purchena, calle Las Tiendas (parada en la Iglesia de Santiago), Plaza Flores, Plácido Langle, Plaza San Pedro (parada en la iglesia), Real, Gravina, hasta la Plaza Virgen del Mar.
A las puertas del emplazamiento se cantó el Salve, antes de entrar en su casa, el Santuario de la Virgen del Mar. Allí descansará hasta dentro de un año, en un día que, esperemos, de tregua en cuanto al tiempo se refiere.