Querida familia de CONFER
No sabéis lo que me gustaría
estar hoy a vuestro lado…
… pero esta vida mía está
a veces llena de desasosiegos.
Os acompaño en este retiro de Adviento
porque necesito y necesitamos la ESPERANZA.
Una vez entregué esta reflexión a un grupo de jóvenes:
No podemos alcanzar todo aquello que deseamos en solitario.
No me puedo acomodar si quiero luchar para crecer.
No puedo pasar de todo si quiero escuchar para creer.
No puedo distraerme, ni entretenerme,
debo vivir con el alma en vilo.
Tengo que mantener los grandes ideales,
no puedo conformarme con las migajas de la mesa de la esperanza.
¿Por qué no gritar, suplicar, llorar, orar, desear?
¿Qué tristeza ahoga mis deseos de AMAR?
¿Qué oscuridad me impide creer, servir, esperar… ser feliz?
Me susurran al oído, como en la tentación del desierto:
No hay nada que hacer … ¡duérmete en los laureles!…
Pero me despierto y descubro
que la perseverancia, la exigencia y la fidelidad,
provocan el tiempo de maduración.
¡Vigilad! Es un grito comunitario.
No dejes que se apague tu lámpara.
Abre el corazón a cualquier signo, voz o pisada.
Mantén los ojos bien abiertos,
porque el Señor pasa,
inevitablemente.
Vuestro hermano,