
La ciudad de Almería cuenta con la presencia y el testimonio vivo de las Hijas de la Caridad, compañía fundada por San Vicente de Paúl junto a Santa Luisa de Marillac en Francia en el año 1633.
Con motivo de la solemnidad de San Vicente de Paúl, el pasado sábado 27 de octubre se celebró una Eucaristía en su honor en la parroquia de San Sebastián. Junto al altar mayor, presidido por la imagen del Santísimo Cristo del Amor —cofradía con la que están hermanadas— se encontraba una imagen del santo con una frase que resume su vida y su misión: «Los pobres son mi peso y mi dolor».
Fieles a ese legado, las Hijas de la Caridad mantienen vivo el carisma vicenciano, expresándolo cada día en su vida comunitaria y en su servicio a los más necesitados. Una de las expresiones más visibles de esta espiritualidad es el Comedor Social de La Milagrosa, donde las hermanas acogen con amor a las personas más vulnerables de la ciudad, ofreciendo alimentos —una necesidad básica y urgente—, pero también cercanía, dignidad, inclusión y esperanza.
Durante la celebración, sor Antonia, responsable de la Comunidad de las Hijas de la Caridad en Almería, compartió un testimonio que refleja la magnitud de su labor:
“Cada día recibimos a muchísimas personas en el Comedor Social. En algunas ocasiones hemos llegado a superar las 150 comidas, y cada vez son más quienes acuden. Agradecemos profundamente a la sociedad almeriense su entrega y apoyo constante, pero seguimos necesitando ayuda, porque solas no podemos”.
Su entrega, sin embargo, va mucho más allá del Comedor Social. Las hermanas colaboran activamente con Cáritas Diocesana de Almería, prestando atención a las personas en situación de sin hogar que acuden en busca de desayuno, aseo o ropa.
Allí donde existe pobreza o necesidad, las Hijas de la Caridad están llamadas a hacerse presentes. Su vida —tejida de comunidad, oración y formación— gira en torno a la entrega a Cristo en el servicio a los pobres.
La espiritualidad vicenciana que las impulsa también se proyecta en la educación, desde los cimientos de la sociedad. En Almería están presentes a través de dos centros educativos: el Colegio Nuestra Señora del Milagro y el Colegio de La Milagrosa. En ellos, las hermanas apuestan por una educación de calidad que forme a los más pequeños —el futuro de la sociedad— poniendo siempre a Cristo en el centro.