Un recio vendaval, fuerte como se acostumbra en la sierra de las Estancias por estas fechas, ha puesto la banda sonora para la solemnidad de la Purísima en el Santuario Diocesano del Saliente. Si bien la fiesta de la Purísima es común a la práctica totalidad de las parroquias católicas, en el Santuario del Saliente adquiere un tinte especial. Se trata de una de las escasas ocasiones en que la sagrada imagen del Saliente Coronada, protegida desde hace tres siglos por cristales que raramente se abren, puede contemplarse más de cerca por los peregrinos.
Pedro Manuel López Navarro, Clavario del Santuario, explica el reciente origen de esta fiesta en el Saliente: «Fue precisamente el rector don Rafael Zurita, cuya miscelánea hemos presentado hace tres días en su pueblo natal, el que inició esta tradición hace ya seis años. A pesar de que rara vez acompaña una climatología benigna, es una fiesta familiar y solemne que causa una impresión honda en todos los peregrinos que se acercan».
Los fieles constituían un grupo muy heterogéneo, llegados de diversas partes. Desde Benamaurel, Arboleas, Almería, Gádor o Alcantarilla habían llegado para unirse a los albojenses allí presentes. La celebración eucarística contó con un buen número de comulgantes que participaron activamente. Al final, mientras se cantaban las letanías Lauretanas, los peregrinos encendieron sus cirios y arrojaron pétalos de flores al paso de la Pequeñica por el templo. Llevada en brazos por el Rector, flanqueada por dos voluntarios con cirios encendidos, la sagrada imagen recorrió toda la nave y el atrio del Santuario. Los vítores, así como las canciones devocionales, cerraron este ocho de diciembre que siempre es tan especial en la cima del Roel.
Fotografías: Ginés Ruiz Asensio
