El sábado, vigilia del Domingo III de Cuaresma, el Obispo diocesano bendijo la magnífica talla de san Agustín, imagen titular de la parroquia del mismo nombre, de la capital. La parroquia de san Agustín ha pasado hace todavía poco más de un lustro a ser gestionada pastoralmente por sacerdotes diocesanos. Los Franciscanos que desde los años veinte del pasado siglo tuvieron a cargo esta iglesia parroquial, construida por el Obispo de Almería, Fray Bernardo Martínez Noval (1921-1934), religioso de los Agustinos Eremitas, y confiada a los Franciscanos, para que junto con la casa conventual que ellos construyeron regresaran desde Murcia a Almería, después de las décadas de expulsión tras la obligada exclaustración del siglo XIX.
La falta de vocaciones obligaba en 2012 a los PP. Franciscanos a dejar el convento de Almería y devolver el templo parroquial al Obispo, que de inmediato provisionó la parroquia. Desde entonces su párroco, el canónigo D. Juan José Alarcón Ruiz, Vicario Judicial de la diócesis, viene regentando la parroquia, que progresivamente se ha ido integrando en la gestión pastoral de las parroquias de la capital. Además de la natural acomodación de la cura pastoral a la nueva situación, se han ido produciendo algunos cambios importantes, organizándose los consejos consultivos parroquiales y los servicios pastorales. También el templo ha experimentado algunos cambios y remozamiento, descubriéndose la pintura de Jesucristo que corona el ábside, cubierta por un lienzo de san Agustín y ahora visible y restaurada. El lienzo se ha recuperado como pintura y la efigio del santo ha sido encargada al escultor malagueño Enrique Salvo, imagen que ya es venerada en la parroquia tras la bendición el pasado día 3 de marzo, sábado de la vigilia del III Domingo de Cuaresma.
De todo ello hemos dejado constancia en nuestra página, con motivo de la visita pastoral a la parroquia que Mons. González Montes comenzaba ese día, dando curso a la bendición de la nueva imagen del santo Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia Occidental, San Agustín, verdadero genio del cristianismo e inspirador de toda una tradición de pensamiento y espiritualidad, de vida religiosa y talante pastoral, autor de sus célebres Confesiones y de la obra de honda repercusión teológica e histórica La Ciudad de Dios, escrita como apología del cristianismo en el tránsito de época que supuso la caída del Imperio Romano y la invasión de los bárbaros. Volvemos ahora sobre esta importante efeméride, para invitar en este tiempo de Cuaresma, que ya toca a su culmen con la próxima celebración de la Pascua, a leer y meditar la homilía del Obispo.
