Cada mes de noviembre se recuerda, con una Eucaristía, a los presbíteros que han fallecido durante los últimos meses. La celebración ha tenido lugar en el Sagrario de la Catedral y ha estado presidida por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, y concelebrada por una decena de sacerdotes diocesanos. Asimismo, han acudido miembros de la Curia y familiares de los sacerdotes a los que se ha recordado.
En su homilía, el Obispo de Jaén, después de saludar a los presentes, ha expresado que «la Eucaristía es un gesto de amor, que nos hace participar en el misterio Pascual de Cristo». En este sentido, el Prelado ha querido profundizar explicando que es «un misterio de amor y de gracia». A la vez ha recordado la necesidad de «anunciar a todos que Jesucristo está presente en la vida de la Iglesia». Y que el «kerygma tiene que estar permanentemente brotando de la mente y el corazón de los que creemos en Cristo Jesús para que ese anuncio de buena noticia aparezca en la vida de la gente». Ya que es «Jesús quien da alegría y sentido a nuestra existencia».
A la vez, el Obispo ha puesto de manifiesto que en este tiempo de pandemia, donde vemos tanto dolor y sufrimiento, «en estos tiempos en los que muchos se sienten perdidos y se preguntan , ¿qué va a ser de mí, debemos confesar a Cristo resucitado».
En este sentido ha hecho referencia al texto hecho público por la Congregación para la Doctrina de la Fe, «Samaritanus Bonus» en el que afirma que « hay que saber anunciar a Cristo resucitado, para ello se deben encontrar nuevos lenguajes para hablarle al hombre y a la mujer de hoy de la vida eterna de la vida plena, que es al fin y al cabo lo que nos realiza». Don Amadeo ha expresado, «cualquier búsqueda de plenitud si no está basado en Cristo no nos está dando las verdaderas respuestas que sacien ese deseo de encontrar el sentido más profundo de la vida y de la existencia».
Haciendo referencia a los sacerdotes fallecidos durante los últimos doce meses ha querido pedir por el eterno descanso de sus almas «nuestros hermanos sacerdotes que fueron con su vida testigos de Cristo resucitado; que fueron pastores, y vivieron la experiencia de la fe, puedan disfrutar plenamente de la vida en Dios, para que resuciten en la carne cuando vuelva Jesucristo a hacernos participar de su vida eterna».
Durante la celebración se ha nombrado a todos los que han perdido la vida, algunos a causa de la COVID-19: D. Antonio Higueras; D. Tomás de la Torre; D Pascual Armenteros; D. Juan Bautista Monzón; D. Bernabé Ortega; D. Luis Moriana; D. Salvador Ejido; D. José Cardenete; D. Carlos Martínez; D. José Peña y D. José Mazuelas.
Al concluir la Eucaristía, se ha cantado la Salve en el día en el que la Iglesia celebra la festividad de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
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