LA CRUZ ARBOL ÚNICO EN NOBLEZA, por Miguel J. de la Santa Cruz Esteban

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

La historia cambió un viernes. Por eso desde entonces se llama así, Viernes Santo. Aquel día era víspera del 14 del Nisán, la luna de Pesaj que es la cuarta luna llena del año, la Pascua de los judíos, ley perpetua para el pueblo hebreo para recordar la salida de la esclavitud y el paso del Mar Rojo. La Pascua coincidía aquel año con un sábado y por eso el día 14 sería más solemne.

Al atardecer del jueves había el Señor celebrado anticipadamente esa Pascua, en la que para perpetuar su pasión salvadora instituyó la Eucaristía y detenido cuando la oración de la noche se hacía más desgarradora. Pasó horas interminables aquella noche en las mazmorras del palacio de Caifás, temprano fue llevado ante el sanedrín que tenía tomada la decisión y que necesitaba eliminarlo cuanto antes y enseguida arrancaron de Poncio Pilato con un argumento falso, y sin juicio ninguno la determinación de crucificarlo como a los peores, como los que más que había que humillar, con los que quieren quitarle la honra negándole hasta la sepultura, y en el patio de la Torre Antonia azotado y herido lamentablemente Jesús abrazó la cruz

En muchas de nuestras casas siguen estando las imágenes del niño Jesús midiendo su cuerpecito con la cruz, otras veces dejándose caer sobre ella para medirla en su tamaño incluso una lámina con la sagrada familia en el taller de José haciendo Jesús una cruz aprendiendo el oficio de carpintero. ¡Qué ironía dirán algunos!

Y al tomar la cruz, aquel árbol empezó a reverdecer porque lo que hasta entonces había sido un patíbulo de soledad y de abandono, ahora tenían un Dios que se colocaba detrás y delante del reo. Desde que Jesús tomó su cruz todas las cruces tienen compañía y ya no hay crucificado solo, todas tienen a Dios con ellos y Dios se hace presente en todas sus cruces.

No solo la cruz es solidaridad de Dios y perdón de Dios. La Cruz desde que Jesús estuvo en ella es árbol de la vida, aquí no hay engaño como en el árbol del paraíso. Aquí no hay más que entrega y amor, y el amor ha hecho que todas las cruces, el odio y la venganza quedan vencidos por aquel que en ellas clamó perdón.

Prometiendo el cielo, entregando como madre de los hombres a su Madre que desde entonces esta nuestra, como suya, y pidiendo al padre que recogiera su espíritu.

Y entregado hasta el extremo, se ha convertido en camino de vida y fuente en la que se bebe el agua que quita la sed, en escuela en la que se aprende a vivir, en la que se sueña con la vida eterna, en la que se puede estar.

Miguel José de la Santa Cruz Esteban Jerez

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