Lecturas: Jon 3, 1-5. 10. Los ninivitas habían abandonado el mal camino. Sal 24. R. Señor, enséname tus caminos. 1 Cor 7, 29-31. La representación de este mundo se termina. Mc 1, 14-20. Convertíos y creed en el Evangelio.
Este domingo, 21 de enero, celebramos el Domingo de la Palabra de Dios, una jornada establecida por el papa Francisco en 2019 a través del motu propio Aperutis illis. Esta jornada se celebra cada tercer domingo del tiempo ordinario, con el propósito de reflexionar y divulgar la Palabra de Dios en todo el mundo. Una excelente oportunidad para prestarle nuestros oídos y nuestro corazón durante la celebración de la Eucaristía, lugar privilegiado para su proclamación. La Palabra es una permanente invitación a seguir a Jesús y a convertirnos a Él con todo nuestro ser.
Jonás, el testarudo y recalcitrante profeta por fin hace caso a Dios y hará posible la conversión de los ninivitas (enemigos acérrimos y crueles de los judíos). Yahveh es también Dios de los “extranjeros” y busca no el castigo para los hostiles habitantes de Nínive sino un futuro novedoso desde la misericordia y la reconciliación. Brilla la voluntad salvífica de Dios frente a todo reduccionismo nacionalista o de raza. Es el triunfo del amor del Padre sobre todo tipo de malicia. La acogida de su Palabra y el compromiso férreo a una nueva vida según la sincera conversión del corazón, llevará al corazón de Asiria la Vida de Dios. Nosotros fuimos los “extranjeros de ayer”, tomemos buen ejemplo de Nínive. La Buena Noticia tiene que llegar hasta los lugares más oscuros del alma y de la tierra. Hay que anunciar y poner en práctica la conversión que lleva a la vida.
En el evangelio los discípulos son los primeros en responder a la invitación de Jesús. La llamada nace en un contexto de conflicto. El encarcelamiento de Juan y el intento de apagar su voz hará que resuene con más fuerza la llamada de Jesús. Galilea se convertirá en un lugar paradójico. Punto de partida, pero también de llegada como veremos al final de la narración del evangelio. Siempre tenemos que volver a Galilea, siempre escuchando su llamada… San Marcos cuida mucho de establecer correctamente el orden de los factores que si puede alterar el producto. No es la conversión la que causa la Buena Noticia, sino al revés. Comenzar una experiencia de vida con Jesús y disfrutar del gozo que crece en el corazón, es la realidad que posibilita el verdadero cambio en nuestra vida.
Ramón Carlos Rodríguez García
Rector del Seminario