
Durante los meses de verano, el pequeño pueblo de Huebro se convierte en escenario de una experiencia única de encuentro, reflexión y servicio, gracias a la labor incansable de las Mercedarias de la Caridad. Desde su comunidad en San Isidro de Níjar, las hermanas han organizado una vez más su tradicional campamento de verano, donde acogen a jóvenes comprometidos con la solidaridad y la fe.
Este año, el grupo participante está formado por dos comunidades que surgieron del colegio de las sagrada Familia de Madrid. Aunque comenzaron viniendo como alumnos en actividades solidarias escolares, hoy ya forman una comunidad autónoma que visita San Isidro dos veces al año: durante el puente de la Constitución y en verano. Esta vez, pasarán dos meses con las hermanas, alternándose por semanas, y el pasado sábado vivieron un momento especial al reunirse todos para una jornada de reflexión en Huebro.
El pasado sábado subieron en marcha hasta el pueblo, y allí, acompañados por las Mercedarias, dedicaron el día a profundizar en su proceso personal, cristiano y vocacional. Fue un tiempo de silencio, escucha y crecimiento interior que todos vivieron con gran madurez. Las hermanas destacan su disposición al trabajo interior y su sensibilidad hacia la realidad social que les rodea. “Con ellos da gusto trabajar”, comentan.
Pero la misión de las Mercedarias en San Isidro no se limita al verano. Durante el curso, su labor se extiende a múltiples frentes. Por las mañanas y tardes imparten clases de español a personas migrantes, contando con la colaboración de los Hermanos de las Halles de Almería. Además, gestionan un taller ocupacional al que acuden mujeres y hombres de la zona. Allí, además de recibir un pequeño donativo, aprenden tareas prácticas como costura o manualidades, recuperando habilidades y autoestima.
A ello se suma su compromiso con la distribución de alimentos, gestionando productos que donan supermercados o que llegan ocasionalmente desde el banco de alimentos. Cada actividad es una muestra del carisma mercedario: la entrega a los demás, la liberación de toda forma de esclavitud, y la caridad como forma de vida.
El campamento en Huebro es solo una parte visible de esta misión constante, silenciosa y eficaz que las Mercedarias de la Caridad llevan adelante cada día en San Isidro de Níjar. Una labor que transforma vidas, empezando por quienes deciden acercarse, escuchar y servir.