Las puertas de la parroquia de San Juan evangelista abrieron sus puertas de par en par para la celebración, por primera vez en siglos, de una misa por el rito Hispano-Mozárabe. A las 19.00h, del día del titular de la parroquia nuestro obispo D Antonio, presidió la celebración en un rito católico consolidado bajo dominio visigótico en Toledo, casi perdido y que apenas se usa en misas en un puñado de parroquias con concesión extraordinaria en España, la principal de ellas la Catedral de Toledo (sede del Primado de España). La celebración, extraordinaria, podrá seguir celebrándose cada 27 de diciembre.
“La alegría ha sido grande. Los parroquianos estamos muy contentos al ver como se llenaba nuestra iglesia para esta gran celebración”, comentaba en corrillos al salir. Los seminaristas hicieron de coro y de acólitos y junto al obispo se encontraba el párroco vicario general, el sacerdote ucraniano Vasyl y el párroco de Vera que ejerció de Diácono. Al finalizar la celebración, les esperaban los residentes en la casa de mayores participando con una “zambonbá” de villancicos y un chocolate con churros para todos.
Un rito con mucha historia
Las provincias de Hispania figuran entre las que más pronto fueron cristianizadas en la parte occidental del Imperio romano. En ellas se mantuvo una liturgia hispana propia (libros litúrgicos propios en lengua latina) durante los siglos V al VII (asentamiento de los Visigodos en la Hispania Romana), aunque con un sustrato común con las liturgias cristianas de las distintas regiones del Imperio occidentales: la romano-gregoriana y la milanesa o ambrosiana.
Con la llegada del Islam (711), las poblaciones de origen visigodo que existieron en la España bajo la dominación musulmana (arabizados culturalmente), conservaron dentro de sus comunidades su religión cristiana; a estos cristianos se les conocerá con el nombre de mozárabes. Y por extensión, a sus ritos litúrgicos se les denominará «Ritos Hispano-Mozárabes». Así pues, por su origen, estos serán uno de los más antiguos que se configuraron en el occidente cristiano.
La Iglesia de Almería tiene su origen en la predicación Apostólica, y aunque no hay constancia escrita de que el rito se celebrase como tal, su carácter fundacional en el Varón Apostólico de San Indalecio (siglo I), le otorga un carácter circunstancial especial.
